sábado, 30 de abril de 2011

LA AMÉRICA PROFUNDA

Mira que hemos visto películas, mira que nos lo habían comentado, pero hasta que no lo ves no te lo crees. La América profunda es muy profunda. Nuestra imagen del yankee gira siempre en torno a New York, Los Ángeles o San Francisco. Pero entre medias hay otros 50 estados en los que hay de todo; algunos muy avanzados, muchos totalmente desérticos, otros extremadamente gélidos y la mayoría absolutamente desconocidos para los europeos. Siempre nos metemos con los americanos porque no saben dónde está España o saben muy poco de Europa, pero quién de vosotros sabe localizar Idaho; yo acabo de ir al mapa de los niños para mirarlo.
En el viaje que acabamos de concluir hemos recorrido cuatro estados y en algunos casos nos hemos adentrado en lo que podría llamarse la "Deep America". Los pueblos mineros de Nevada, muchos de ellos fantasmas, o los poblados de indios Navajos de Arizona, viviendo en condiciones mínimas, nos han dado una visión muy distinta de este país. El país más rico del mundo tiene enormes bolsas de pobreza, al margen del Bronx o de los homeless de Market street. Entre rectas de más de 100 millas, sin una sola gasolinera ni un maldito bar en el que parar, encuentras pueblos con un encanto especial, ese regusto que tienen los sitios poco conocidos, poco visitados, aunque en este caso tengan también McDonalds. Hemos visto paisanos, como los que a mi me gusta fotografiar en los pueblos de La Mancha, pero aquí todos llevan sombrero y muchos de ellos, revolver, y en lugar de zarajos y mollejas en el bar de la plaza del pueblo, piden pancakes y cheese burguer en el saloon-casino de la carretera.
Antiguos mineros que se resisten a dejar sus raíces, indígenas que subsisten en base a un subsidio estatal a las tribus locales o vaqueros, rancheros o cowboys que siguen acarreando día a día al ganado. A todos ellos les une ese extraño patriotismo, el amor por su bandera y sus fuerzas armadas, el vicio por el juego y el alcohol y un desarrollado síndrome de Diógenes que les lleva a almacenar en sus cocheras y jardines todo tipo de vehículos, somieres, muebles y chatarra.
La América profunda, toda una experiencia que nos ayuda a conocer un poco más este país... O, Pensándolo bien, a entenderlo todavía menos.

viernes, 29 de abril de 2011

UNA ASQUEROSA SENSACIÓN DE LIBERTAD

Esta mañana Montse les ha comentado a los chicos que la semana próxima llegan los abuelos. "Niños, pronto van a venir mis padres", les ha dicho. Martín y Diego, aunque ya lo sabían,  se han puesto muy contentos, pero la reacción de Lucio me ha dejado atónito. De inmediato se ha girado hacia mí, me ha mirado y riéndose a carcajadas ha canturreado: "Chincha, chincha, que tus padres no vienen, tus padres no vienen". Como primera reacción he estado a punto de darle una bofetada, después he sentido ganas de llorar y por último he pensado en explicarle por qué no van a venir los míos; al final he reído con él y he dejado pasar la metedura de pata como lo que es, un anecdótico reflejo de la inocencia infantil.
Me ha venido a la cabeza una mía similar que me dejó impactado aunque era bastante pequeño, como bien puede apreciarse en la foto. Mi padre nos estaba enseñando geografía sobre un magnífico atlas que tenía en casa; ya os hablé de mi pasión por los mapamundis que ya desde pequeño cultivaba, así que con toda mi inocencia solté "Papi, cuando te mueras me dejas este atlas a mi"... Todavía noto el sudor y el calor en la cara de lo colorado y avergonzado que me sentí tras la bronca que me echaron y ahora cuando veo el atlas me siento tremendamente mal.
No me voy a poner melodramático ni a hacerme la víctima por ser huerfanito. A los 47 años es algo bastante habitual haber perdido a tus padres y hay mucha gente que lo ha sufrido mucho antes, sin apenas hacer ruido. Es algo extraño, de pronto pasas a ser el primero del escalafón, no hay nadie más arriba a quien consultar o con quien compartir; no hay nadie a quien dar explicaciones; no hay nadie de quién estar pendiente... De repente eres tú, con los tuyos, con tu independencia, tu libertad, tus decisiones y nadie por encima en el árbol genealógico...Una asquerosa sensación de libertad.
Ya no tengo que llamar a preguntar por mi madre, ni me tengo que programar los fines de semana para estar con ella, ni tener cuidado de no hablar de motos, ni asustarla con mis viajes... Te acuerdas de cuando de pequeño te decían aquello de "Cuando seas padre comerás dos huevos" y te das cuenta de la estupidez porque ahora ya no quieres dos huevos.
Un día mi padre me dijo que no quería ver fotos antiguas ni volver a su antigua casa, donde ahora vive mi hermano Rodrigo, porque le daba mucha pena ver como había pasado el tiempo "hace nada que estábamos construyendo esta casa con toda la ilusión del mundo y ahora, todo se termina". Esa frase la tengo siempre bien presente, como la letra de "A la taverna del mar" de Lluis Llach, cuando el viejo se lamenta y recrimina a su sentido común que siempre le decía "demà tindràs temps encara" (mañana tendrás tiempo todavía). Y siempre intento sacar mi moraleja, que no es otra que "a vivir que son dos días"... Mañana y pasado, fin de semana.

jueves, 28 de abril de 2011

LAS VEGAS Y EL POLLO DEL RÚBER

Simplemente cocido y sin nada de sal. Ni siquiera le habían quitado la piel blanquezina y repugnante, ni le habían depilado sus asquerosos "peluchos" del muslo. Frío y solitario sobre el plato de plástico, al pollo del Rúber sólo le faltaba un pedacito de pechuga. Le bastó probarlo para decirle a la enfermera con exquisita educación: "Señorita, es imposible cocinar peor el pollo, esto sólo se puede hacer a propósito". La enfermera, ofendida se disculpó y contraatacó "es por su salud, sin grasa y sin sal", a lo que mi padre respondió con su característica ironía que ni siquiera perdió en sus últimos días: "No se preocupe mujer, si para mí es toda una experiencia probar algo tan malo. Hay que conocerlo para saber valorar los buenos sabores".
Así es Las Vegas. Aunque nos lo imaginábamos por las fotos y las películas, hasta que no lo vives no lo compruebas. Hay que verlo, oírlo, palparlo para detestarlo. Lo siento, porque sé que hay mucha gente a quien le encanta, pero para nosotros es uno de los sitios más siniestros del mundo. Si tu objetivo es emborracharte, jugarte la pasta e irte de putas, estás en el sitio correcto, si no, es interesante verlo, hacer unas fotos de su colorido y salir corriendo.
No penséis que me estoy volviendo puritano, pero es que esta ciudad está hecha sólo para eso; todos los hoteles son casinos y se juegan millones de dólares cada noche; la prostitución se anuncia libremente con revistas en todas las esquinas, latinos repartiéndote estampitas con estupendas señoritas en bolas y los luminosos rebosan desnudos femeninos. Lucio, según salió a la calle dijo: "Papi, me parece que hoy vamos a ver muchos culos", y no le faltaba razón porque iba cogiendo del suelo todos los "cromos" que se encontraba, para la colección de su padre.
De hecho, con la fuerza que tienen las distintas religiones, no entiendo como puede ir tanta gente a la capital del pecado. No creo que haya ni una sóla religión que permita ni una sóla de las cosas que en Las Vegas son el "pan nuestro..." Claro que tampoco el público es el más refinado y culto que se diga; sin caer en clasismos podríamos decir que Las Vegas es "el paraíso del hortera" desbancando a Salou y a Benidorm... Mucha chancla, mucho calceto hasta la rodilla, mucho chandal sin tilde, mucho alemán mamado y mucho gordo putero de la Minessota profunda.
Un homenaje a la ostentación, al consumismo, a la chulería, al machismo, al ruido y del que sólo salvo el espectacular colorido de los neones y las pantallas publicitarias. Montse, a quien todavía le gusta menos, según la vio me dijo: "Es como el pollo del Rúber".

miércoles, 27 de abril de 2011

SI LA TIERRA FUERA PLANA

Tranquilos que no os voy a hablar de Galileo. Ni de Magallanes. Ni tampoco de Vallehermoso, claro está. Pero sí voy a ponerme un poco metafísico con una reflexión que llevo haciendo durante estos días al volante de nuestra casita con ruedas, mientras recorremos estas interminables rectas rodeadas de cactus y pedruscos: ¿Qué hubiera ocurrido si el mundo hubiese sido plano?
Con plano no me refiero a la antigua hipótesis que defendía que la tierra se extendía en un plano y no en una esfera, sino a una nueva teoría de la que soy precursor y que se limita a imaginar una tierra plana, lisa, aunque sea redonda, pero sin ningún accidente geográfico, sin montañas, valles, colinas o mesetas... Plana. Como muchas chicas. El resultado, a parte de aburrido, tendría consecuencias catastróficas para el turismo. No me refiero al turismo sexual, aunque ese también se vería afectado si se reduce el relieve. Nadie viajaría. Pensad en todos los viajes de turismo que hacemos, siempre el objetivo es ver de cerca las irregularidades del terreno, los granos y verrugas de la tierra, desde que salimos de San Francisco con sus numerosas colinas, a las dunas del desierto, las inmensas rocas de Sedona, el gigantesco agujero del cañón del Colorado o las inmensas mesetas del Monument Valley, todo lo que hemos visto son fallos del terreno. Si todo fuese como una gran moqueta lisa, como una enorme calva, nadie iría a Petra, ni al Tíbet, ni a Sierra Nevada, ni siquiera a la Pedriza... Pero eso sí, sería un mundo globalizado como el que están persiguiendo y consiguiendo las grandes firmas que manejan nuestro destino con el respaldo de los mandatarios occidentales. Un mundo con las mismas tiendas, las mismas marcas, los mismos productos, los mismos logotipos, los mismos hipermercados, los mismos precios... Independientemente del sitio en el que estés. Ahora mismo puedes comprar en Zara, Diesel, Levi's, Nike, Quicksilver, McDonalds, H&M, Tommy... en las calles de cualquier ciudad del mundo y en el mall de las afueras de Majadahonda, el de Aix en Provence o el de Salt Lake City.
Sería un mundo plano, sin diferencias, sin matices, sin altibajos... Un coñazo insufrible (como esta entrada). No dejemos que ocurra. Vivan los montes de cuenca, el pulpo a la gallega, el Mesón El Cruce, las Bravas, el whisky escocés y los puros habanos. No sé quién creó el mundo, con todas sus "heridas", pero me gusta así.

martes, 26 de abril de 2011

MIEDO EN LA CARRETERA

Me gusta conducir. Qué eslogan más simple y más efectivo. Sin embargo hoy he pasado miedo en la carretera, mucho miedo. Después de recorrernos cerca de dos mil millas por los estados de California, Nevada, Arizona y Utah, hemos aprendido mucho del modo de vida de los americanos, que, precisamente, se pasan media vida en la carretera. Por eso los malls donde compran están en medio de las autopistas y por eso son tan aficionados a las motorhome, para recorrer el país metidos en su propia casa.
La nuestra, una RV de alquiler de Cruise America, aunque más humilde, es un buen trasto y hoy con el viento que soplaba camino de Las Vegas ha habido varios momentos en que he pensado que nos ibamos a la cuneta o volcábamos. El vendaval era impresionante. Bueno, casi todos los días y en todos los estados un poco desérticos sopla que da miedo. La imagen del cardo que cruza rodando la carretera la hemos vivido en muchas ocasiones. Nunca pensé que en esas largas rectas de Arizona, iba a tener que hacer tanto esfuerzo para sujetar el volante, pero esta vez no había quien dejase el coche en su sitio; intentaba jugar al Scalextric pisando la linea, pero debía tener mal las escobillas porque siempre me salía y lo peor ha llegado cuando hemos entrado en la autopista y me han empezado a pasar trailers a toda castaña creando un batiburrillo de vientos que si estamos vivos es gracias a unas clases de windsurf que mi amigo Alfonso me dio cuando teníamos 20 años. El límite de velocidad en las autopistas es de 70 millas pero me han pasado algunos camiones mucho más rápido y la policía, brilla por su ausencia. Yo iba sudando, Montse desencajada y los niños jugando atrás como si tal cosa.
Ya os lo comenté en su día, aquí son muy cívicos conduciendo en la ciudad y respetando stops y pasos de cebra, pero son unos auténticos cafres cuando entran en la autopista. Como además las infraestructuras están en general bastante mal, no hay casi señales, el asfalto está arrasado y hay muchísimas zonas peligrosas sin guardarail ni protección alguna, supongo que se matan como chinches; bueno, más bien me consta, porque las carreteras están llenas de tétricas cruces y flores y porque cuando entrábamos en Las Vegas estaba cortada la autopista con varios coches volcados. No me he puesto a mirar estadísticas porque hubiera terminado hablando bien de Rubalcaba y Zapatero y eso no está bien visto.

lunes, 25 de abril de 2011

MI SANTUARIO

Muy al principio de este viaje os hablé de mi mirador, este maravilloso espacio soleado y luminoso desde el que contemplo la ciudad mientras escribo o buceo en el ordenador. Hoy, mientras miraba hacia el sur siguiendo a los helicópteros que sobrevuelan el estadio de los Giants, me he dado cuenta de que mi escritorio está presidido por un auténtico santuario. Sin quererlo, sin prepararlo, he ido dejando poco a poco las cosas que me gustan sobre la repisa de la ventana y ahora parece un altar.
No soy creyente. Bueno eso ya lo sabéis, pero sí soy sentimental y me gusta almacenar recuerdos. Quizás porque con una memoria tan frágil, necesitas reforzar con soportes gráficos y todo tipo de elementos con un especial significado. En Madrid tengo un enorme maletón de los recuerdos digno de Karina. Mis objetos de culto o más bien de inculto.
Insisto en que no está preparado a propósito pero lo parece, porque este trocito de repisa resume buena parte de mi vida, de mis inquietudes. En mi santuario hay símbolos de mi identidad como la bandera saharaui o el escudo del Espanyol; hay referencias a mis tres hijos: un azulejo pintado por Lucio en el colegio, una lata de Coca Cola con el escudo de los Giants que Diego quiere guardar y un diente de Martín que el Ratoncito Pérez se olvidó llevarse. También está parte del regalo que Montse me hizo por mi cumpleaños, unas miniaturas japonesas de todo tipo de comidas, hamburguesas, pizzas, pasteles... Junto a ellas, un corcho de vino y unas cuantas monedas; eso es más normal porque todas las habitaciones están llenas de monedas y corchos de vino. Las primeras porque cuando llego a casa me gusta vaciarme los bolsillos y voy dejando centavos por doquier y los corchos, porque me da pena tirarlos y se los doy a Lucio para que juegue, así que está toda la casa llena de corchos, porque ya sabéis que pimplo bastante. Yo creo que hasta hay menos resonancia ahora. También tengo un billete de un Leu que me regaló un corredor rumano del Sahara Marathon. Por último en el santuario hay varias cajitas de caramelos de menta porque cada vez que voy a la calle Haight compro una; en una sale la última cena y la leyenda "After dinner Mints"; en otra sale George Bush y pone "National embarrissMints"; la tercera es de Obama y dice "Yes we candy"; y la última lleva la hoz y el martillo sobre la cara de Lenin... Me hizo mucha ilusión comprar eso en este país.
Vaaaaaaaaaaaaale, también hay un sagrado corazón, pero está de paso. Es un regalo que le he comprado a mi suegra que viene dentro de unos días (también de paso) y que le gustan este tipo de personajes. Además de "Sacre Coeur" es llavero y linterna. En el anuncio ponía "para que nunca te falte la luz" y la empresa que lo fabrica se llama "Divinity innovations"... ¡Total!

domingo, 24 de abril de 2011

GRAND CANYON

Una de las cosas que más me gustan del mundo es andar por el monte. Cada vez que pasamos por uno de los increíbles Parques Naturales de este país me quedo con las ganas. A Diego lo de andar por andar nunca le ha entusiasmado, a Martín y Diego les da pereza. Siempre les divierte más ir en bici, patinete, skate o cualquier otro artilugio y además tenemos a Lucio, que la semana pasada cumplió cinco.
El otro día cuando llegamos a Grand Canyon pensé que me volvía a quedar con las ganas, pero Diego jr nos sorprendió diciendo: no nos podemos ir de aquí sin hacer una buena excursión. Se me iluminaron los ojos y empezamos a pensar qué podíamos hacer. Hay varias rutas por senderos muy bien señalizadas pero durísimas. En todas hay que bajar desde el borde del cañón hacia el río Colorado y volver por el mismo sitio, osea mitad cuesta abajo, mitad cuesta arriba. En la parte más alta, el cañón tiene una milla de altura, más de kilómetro y medio. Además estás a más de 2.000 metros y cuesta algo respirar. Nos decidimos por hacer un tramo de una de ellas. La noche anterior preparándolo todo tenía muchas dudas de si iba a ser una buena idea o un suplicio. Sabía que nos iba a tocar subir a Lucio en hombros gran parte de la subida, turnándonos. No hay agua en el recorrido y como no teníamos claro cuántas horas tardaríamos, llevamos bastante comida.
La bajada es por un sendero no muy estrecho pero con tramos con unos precipicios a los lados escalofriantes. Si tienes vértigo mejor que no lo intentes. De todas formas el camino era lo suficientemente ancho para no sentir miedo. A los quinientos metros de recorrido hay un cartel muy grande que avisa: no intentes bajar hasta el río y volver en el mismo día. Cada año hay 250 rescates complicadísimos de personas muy graves o incluso muertas de extenuación. Las rutas hasta el río varían de 36 a 25 km, ida y vuelta. Pero no estamos locos salimos con intención de hacer sólo el primer tramo y si lo veíamos demasiado duro en cualquier momento nos podíamos dar la vuelta.

La bajada la hicimos muy bien, a tramos corriendo con Lucio tirando de nosotros agarrado siempre de la mano. La verdad que la vista es tan bonita que es difícil no querer seguir adelante; los colores, la profundidad, las mesetas, los acantilados, te quitan el hipo pero el sentido común no nos borraba de la cabeza que cada metro bajado lo teníamos que subir. Bajamos y bajamos y al final llegamos a el destino que habíamos fijado. El camino se abre en una explanada con rocas enormes y algunos árboles. Comemos, descansamos una hora y vuelta. Hay treinta grados pero no pasamos calor por el fuerte viento que sopla continuamente. Nos esperábamos tan dura la subida que hasta se nos hizo corta. Al llegar vuelvo a leer el cartel que informa de la longitud de la ruta. Con esto de las millas y los kilómetros nos liamos. En total 9 km, la mitad cuesta arriba. Menos mal que no nos dimos cuenta antes de salir. No nos hubiéramos atrevido. Pero lo mejor de todo es que súper-lucio se la hizo entera andando, sin protestar y feliz de la vida. Incluso al final iba él tirando de Diego padre. Va a ser fuerte de narices este niño. Y yo feliz se lo han pasado tan bien que ya preguntan ¿Cuándo vamos a hacer otro hiking?

sábado, 23 de abril de 2011

EL INDIO BORRACHO

Hoy cumplimos siete días metidos en este cacharro recorriendo el oeste americano. Una semana intensa, con mucha carretera, siete campamentos distintos, tres estados visitados y una gran experiencia vivida. Tenemos sobredosis de paisajes en la retina y centenares de fotos, todas excepcionales como no podía ser de otra forma con semejante fotógrafo. Desierto Mojave, Route 66, Sedona, Grand Canyon, Navajo Country, Monument Valley... Parecen competir por ofrecer el paisaje más impactante y dejar huella en el viajero, pero no todos los viajeros son iguales.
 Ayer, mientras hacíamos barbacoa en el Grand Canyon y entre vinito y vinito, hicimos una encuesta sobre lo más espectacular del viaje. Opiniones para todos los gustos: a Montse le había dejado impactada el desierto de Mojave con sus cactus en flor; Dieguillo se quedaba con una ruta de trekking y escalada en "Hole in the wall" en Mojave; para Martín, el mejor momento era, sin duda, esa barbacoa y la posibilidad de hacer marshmallows (nubes de caramelo quemadas) sobre el fuego; para un servidor, aunque había soñado durante muchos años con la Route 66, el impacto del Grand Canyon no se me borra. ¿Y Lucito qué? Pues de momento está algo decepcionado porque se pensaba que el Gran Cañón era un inmenso tanque y porque en los poblados indios del País Navajo no hemos encontrado ningún indio con plumas. El indio más auténtico que hemos encontrado nos ha salido esta tarde de entre unos cactus. Estaba tumbado y hemos pensado que estaba muerto, pero a nuestro paso ha dado un salto y se ha plantado en medio del camino. Al principio nos hemos asustado porque estaba algo mamadillo pero de inmediato nos ha chocado el puño y nos ha contado que su hermano tiene una bodega en España (quizás por eso el buen hombre olía como olía). Estamos en el Monument Valley, el escenario de tantas películas de John Wayne y anuncios de Marlboro, un paisaje único en el mundo, con una población pobre y marginada como en otros tantos lugares del mundo. Lo que choca es que esté aquí en los United States of America, cualquiera diría que estamos en el norte de África o en Sudamérica.
En el viaje también se nos ha estropeado la nevera, hemos pasado mucho frío, mucho calor, hemos dormido mal y comido peor pero lo estamos pasando a lo grande. Seguiremos informando.

viernes, 22 de abril de 2011

SAFETY

No penséis que esto es un "deja vu", ya sé que en su día hice una entrada llamada Safety Car, pero no era tan olorosa como esta. Como veo que os gustan las guarrerías, voy a seguir. Si algún día, cuando lleguemos a Madrid, uno de nuestros hijos dice "safety" en vuestra presencia, haced el favor de regañarles y taparos la nariz. Lo primero que aprendieron cuando llegaron a San Francisco fue un asqueroso juego que nos persigue por todas partes y que no conseguimos corregir por mucho que regañemos, amenacemos o castiguemos. Todos los chavales del colegio lo hacen y los nuestros no son menos. Cuando uno se tira un pedo tiene que decir "safety" de inmediato porque si alguien se percata de que te has "cagado" sin decirlo, puede adelantarse y diciendo "door knob" tendrá derecho a darte "calmantes" en el brazo hasta que tu cojas un picaporte. Así que así vivimos, rodeados de una nebulosa y olorosa atmósfera precedida de un "Safety" o seguida por un "door knob" y la correspondiente bronca porque terminan haciéndose daño.
El juego es simplón pero les gusta porque les sirve de excusa para ir todo el día a escape libre. Eso sí, nuestra casa de San Francisco empieza a ser irrespirable y ahora también lo es el motorhome. El otro día se nos rompió la nevera y vinieron al camping para repararla; cuando iba a subir con el mecánico en la caravana, oigo "safety" y nada más entrar nos golpea en las narices un "efecto colateral" del jueguecito. Lo resolví explicándole que llevábamos varios días con la nevera rota y todos los alimentos se habían estropeado.
Lo mejor es que ayer Lucito estaba un poco resfriado, y en un ataque de tos mientras dormía, se le escapó un pedete; entre sueños soltó un "safety" y siguió durmiendo, mientras yo me reía solo en mi cama. Os dejo que tengo que ir a buscar un picaporte.

jueves, 21 de abril de 2011

MI QUERIDO RETRETE

Preguntados por el objeto o sujeto que más echan de menos cuando salen de casa, los encuestados dicen muchas estupideces. Cuando se trata de llevarlo a una isla desierta, muchas más. No entiendo ni por qué hacen este tipo de encuestas mezquinas cuando el resultado está clarísimo, ni por qué nadie se atreve a decir la verdad. El vater o water o retrete o inodoro o cagadero o señor Roca o trono o fax o cagódromo o meadero o taza o mobiliario de baño... Como os de la gana llamarlo, pero indudablemente es el ser más querido cuando se tiene lejos.
Montse os ha dicho que le gusta el camping pero se olvida de esos "dulces" momentos en el toilet público, cuando abres la puerta, te asomas con miedo, miras el charquito del suelo o el estropicio interior y sales corriendo dando alaridos y arcadas. Sí, también los yankees mean torcido y pintan al gotelet. Claro que si optas, como Lucio, por quedarte en el WC del motorhome, con su escaso tamaño y menor intimidad, provocarás un enorme cabreo del papá de turno que suele ser el encargado de la agradable tarea de vaciado del depósito de aguas "fatales". Así que todo el mundo a los baños públicos.
Aquí, además, las puertas no cierran muy bien y por las rendijas sueles ver al ocupante. A veces entras y vas viendo, una tras otra, caras de concentración y esfuerzo como si se tratara de un sprint del Tour de Francia. El otro día, cuando me duchaba, fui protagonista de una de mis meteduras de pata. Si son mías, quién queréis que sea el protagonista ¿eh?.  Me estaba duchando en el camping y oí que entraba Dieguillo. Le pregunté "¿te vas a duchar? "y me dijo que sí. De inmediato se cerró la puerta de la ducha de al lado y se abrió el grifo. Yo, como buen papi servicial, cogí mi champú y por encima de la pared se lo ofrecí a mi hijo, metiendo mi mano en su ducha "toma coge el champú"... "Que lo cojas, que se me va a caer"... "Diego, coño, ¡coge el champú!" Y entonces una voz ronca y gastada me regaño rechazando el bote: "I don't need it". Un paisano se le adelantó y Dieguillo se fue afuera a esperar su turno sin decirme nada. Menos mal que aquel buen hombre no mal interpretó mi oferta, que sino a lo mejor ahora eramos novios.
Pues eso, que cuando estoy lejos de mi casita, yo lo que más echo de menos es el WC y lo digo sin ningún pudor. Lo pienso siempre que voy al Sahara, pero también aquí en la América profunda: qué gusto da volver a casa y abrazarte a tu querida taza de vater. De hecho, cuando la palme, dentro de mogollón de años, me enterráis con mi inodoro. Y si me incineráis porque os salga más barato, sólo os pido dos cosas: la primera, que os aseguréis de que estoy bien muerto antes de quemarme, y la segunda, que las cenizas las tiréis a mi querido water, nada del desierto o el pueblo. Al retrete y os vais de cañas. Lo dejo. esta entrada ya huele...

miércoles, 20 de abril de 2011

EL PELUQUERO RACISTA

En un año, cada uno se corta el pelo tres o cuatro veces, lo cual, multiplicado por seis,  ofrece un buen catálogo de anécdotas. El último en pasar por el "Haircut" ha sido Lucio, simplemente para hacer unas pequeñas reparaciones o ajustes. Por decisión paterna fuimos a "Chicago's barber" en la calle Divisadero con Golden Gate, con la idea de cortarnos el pelo los dos. Cuando ya habíamos reservado turno, miramos alrededor y nos dimos cuenta de que eramos los únicos blancos en una peluquería repleta de gente. Nos entraron dudas. No por una cuestión racista sino por motivos técnicos y estéticos. Los negros, por lo general se cortan el pelo muy cortito y lo hacen con la maquinilla. De hecho, de los siete peluqueros que había trabajando, ninguno tenía en las manos unas tijeras. Pensamos en salir corriendo, pero podría ser mal interpretado, así que nos quedamos. Nos equivocamos.
El ambiente era muy divertido y agradable con un policía con pelo punky, algún chicano y mucho choque de palmas y puños para saludarse. A Lucito, el turno le tocó muy pronto, yo creo que nos colaron por ser blancos, pero a partir de entonces comenzó una faena lenta y acompasada que dormía al respetable como el mismísimo Rafael de Paula en sus últimas corridas. No sé Lucio, pero yo llegué a sentir pánico. Su peluquero, ya entradito en años, parecía no haber cogido las tijeras nunca jamás; nos recibió con la "moto sierra" en la mano y le tuve que parar los pies con un contundente "just one inch" que le rompió los esquemas. A partir de ahí un esperpéntico numerito. Se puso nervioso, empezó a subir y bajar el sillón, le cambió dos veces la toalla, se puso a peinarle a tirones, fue varias veces a consultar a sus compañeros, luego le hizo coletitas por todo el pelo (llegué a contar seis moñitos) y no llegó a meter la tijera hasta la media hora, ya cuando el "presidente" le iba a dar un aviso. El pobre hombre no tenía ni idea y además los nervios le atenazaron como al propio De Paula; a ello contribuyó también una llamada recibida en el móvil, hablando a través de ese siniestro auricular-micrófono de la oreja que aquí está tan de moda.
Lucito, que rápidamente se percató de que estaba en malas manos, se puso a llorar en el tercer tirón de pelo, me echó la bronca cuando le hice la segunda foto y se quedó dormido cuando le empezaron a cortar el pelo. El resultado no ha sido espantoso porque insistí tanto en que se lo cortara poco, que apenas se le nota. Y además conseguimos el otro objetivo que era que el "maestro" no cortara ninguna oreja. Lo que sí ocurrió es que el siguiente cliente, es decir yo, decidió dejarlo para otro día u otra peluquería. Después de una hora viendo un vídeo de los Harlem Globetrotters y quedándome dormido en un sofá mientras Lucito las pasaba canutas, decidí que mi pelo sí iba a ser un poco racista. Lo siento.

martes, 19 de abril de 2011

LA VIDA EN UN CAMPING

Desde fuera, nunca me han gustado los camping abarrotados de gente, las tiendas unas pegadas a otras, oyendo las conversaciones y televisiones del vecino, soportando a los niños corriendo, gritando, levantando polvo por todas partes. Hay auténticos profesionales del camping. Alucino con el despliegue que llevan, mesas, sillas, focos, barbacoa, televisión, tendedero, perro, petanca.... Algunos hasta se llevan a la abuela. Un día vi a una familia que todos los días a la hora del aperitivo sacaba un bote de cinco kilos de aceitunas.
La última vez que fui de camping fue hace muchos años. Tantos que Diego y yo debíamos tener “veintipocos". Nos fuimos en una Vespa clandestina que tenía Diego. Clandestina porque sus padres no sabían nada de su existencia. Nos fuimos de Madrid a Murcia. La pobre moto iba al límite, cargada con mochilas sacos de dormir, tienda de campaña y nuestros cuerpos hermosos. Recuerdo un par de anécdotas divertidas de este viaje. Una el “todo recto" que nos hicimos en una curva llegando a La Manga. Nos dimos un buen susto pero no llegamos a besar el suelo. La otra, en realidad, tiene gracia ahora porque en su momento nos quedamos de piedra. La ruta empezó en Madrid y terminó en Mojácar, Almería, pasando por Málaga y Granada. El penúltimo día de viaje la guardia civil nos pilló cruzando la carrretera sobre la línea continua. Nos cayó una buena multa. Un mes después llegó la multa a casa de los padres de Diego. Su padre la abrió por equivocación y nos pilló la mentira. Pocas veces le he visto tan cabreado. Por tener moto y por mentirle. Diego también se enfadó con él por abrir una carta que no iba a su nombre.
Pasados muchos años, la experiencia del camping es distinta. Hasta me gusta y me parece interesante. Es un buen sitio para encontrar ejemplares únicos, como una señora que pasó esta mañana temprano luciendo bata corta por encima de sus rodillas tamaño descomunal y un camisón rosa con puntillas asomando por debajo. Llevaba la toalla, el bote de gel y el gorro de ducha en las manos. Otra ventaja ahora, es que no dormimos en el suelo sino en el motor-home. Si vas en los asientos de atrás tienes la misma sensación que si viajaras en tren y dormir la siesta en marcha con el traquetéo, es una gozada.
Además en los camping americanos hay muchas caravanas de diseño retro preciosas. De color aluminio y forma de huevo. Como diría Lucio, yo me pido una.

lunes, 18 de abril de 2011

EL GLAMOUR DE LA ROUTE 66

Como pone ahí arriba, estamos viviendo un sueño dentro de otro sueño. Simón se fue a Florida, con su familia; Luis y Olga no pudieron venir, pero al final decidimos embarcarnos en la aventura que llevábamos tiempo soñando: ir al Gran Cañón del Colorado y de paso recorrer buena parte de la Route 66. Los 5 en un motorhome de alquiler, la experiencia promete, salvo algún que otro contratiempo.
Diario de viaje: Nos entregan el vehículo con dos horas de retraso porque el generador no funciona y lo tienen que arreglar. Montse le muerde en la yugular al encargado del alquiler. Salimos y tras siete apasionantes horas de autopista llegamos al camping-parking pegado a la autopista a dormir unas horillas. El solazo, el rugido de los camiones y el pitido del tren no son mal despertar a las siete de la mañana.
Nuestro primer objetivo del viaje es llegar al Bagdad Café, ya en la Route 66. No hay problema. El viaje lleva planificado varios meses, nada puede fallar. Por si las moscas le pregunto a la recepcionista del camping: me muerde en la yugular... Le sugiero que lo haga en la femoral. Cogemos la interestatal hacia Arizona; sopla fuerte viento y está repleta de camiones, pero sobrevivimos. Desvío hacia la Historic 66, lo cogemos, nos emocionamos, buscamos alguna foto que hacer, no la encontramos... Sólo mucho calor, bastante viento, alfalto, baches, ¿papá queda mucho?, más baches, ¿estás seguro de que es por aquí, por qué no preguntamos?... El GPS no puede equivocarse y nos manda hacia el este por la autopista. Sudores. Pues sí, se ha equivocado y el precio va a ser de una vuelta de 40 millas más y una hora extra de coche. Por fin estamos en la R66 de nuevo, pero ahora en dirección contraria, baches y más baches, nos cruzamos varias motorhome, alguna que otra Harley y el omnipresente tren de mercancías con sus ochocientosmil vagones, pero Bagdad Café... Lo que es Bagdad Café, no existe. El GPS parece rendirse: "ha llegado a su punto de destino". No hay nada. Nada. Nada es: asfalto en mal estado, tierra sucia, algún cactus chuchurrío y un calor axfisiante. Paro a mirar el mapa y le da la razón al GPS, estamos en Bagdad. Pero Bagdad no existe ¿cómo va a existir Bagdad en USA? ¿Qué ilusos?, lo borraron del mapa antes de que Sadam, Bin Laden o algún islamista chiflado decidiera alojarse aquí.
Desistimos, pasamos del Bagdad Café y de todos los iraquíes. Nos vamos a comer. Paramos en un sitio con sabor; la camarera, una pieza de arqueología, nos muerde la yugular, salimos por patas, el burguer es nuestro único destino, pega bien con el paisaje. Echo gasolina y me estafan, el doble del precio normal. Nos vamos a ver las cavernas del Mojave desert, pero están cerradas; seguimos hasta el siguiente camping. Nos recibe otra abuelita y nos muerde la yugular. Todavía no entiendo bien lo del glamour de la Route 66; si llego a saber que para hacer tan ansiada foto había que pasar por todo esto, igual la había cogido de Google. Nos vamos a dormir... mañana nos irá mejor, seguro.

domingo, 17 de abril de 2011

LA COMBINACIÓN DE COLORES

Por alusiones. El otro día me llamaron daltónico, todos sois testigos. No sé muy bien a qué se refería, pero me viene muy bien para escribir esta entrada que llevaba tiempo rumiando. Una de mis conclusiones tras estos meses en San Francisco es que el concepto del color tiene aquí una interpretación muy distinta a la de España y parte de Europa. Y sinceramente, en este asunto, me quedo con la postura "sanfranciscana".
En España somos muy grises. Salid a la calle y mirad. Todos de negro o gris, los más valientes con algo azul o verde oscuro e incluso algún que otro marrón. En Europa la moda es triste, apagada. La moda del día a día, no la de la Pasarela Cibeles que es muy atrevida pero nunca la he visto por la calle. Cuando aparece alguien con polos rosas, naranjas o amarillos le llaman hortera, ¿verdad?; cuando mi amiga Olga se pone sus abrigos verde fosforitos de "puta cósmica" todo el mundo la mira como si fuese un bicho raro. Aquí es distinto, hay mucha gente que viste con colores extridentes y en general la indumentaria es mucho más viva. Es parte de esa cultura liberal de hacer cada uno lo que le sale de las napias sin preocuparse del qué dirán.
Otra cosa es el tema de la combinación de colores, un sentido que los hombres no tenemos muy desarrollado, a cambio sí sabemos leer un mapa. Creo que por eso venía lo de daltónico porque ese día colgué una foto en la que llevaba un polo naranja (en honor a los presos y a los Giants) y encima un jersey azul Barclays. Recuerdo otro día en que mi suegra me regañó por combinar verde con azul. Quizás sea chocante, pero nunca jamás he sacado nada del armario pensando en que combine con el resto de prendas. Como bien puede verse, mi indumentaria nunca ha sido una gran preocupación en mi vida. Evidentemente es algo heredado y compartido por mis hermanos. Somos anti corbatas, anti chaquetas, pro jerseys anchos con las gomas dadas de sí...Casual. Eso sí, tenemos la buena excusa de ser familia de artistas. Eso vende.
De cualquier modo no voy a negar que sea daltónico porque si lo soy no lo sé. Tampoco vosotros sabéis si lo sois. Es posible que yo vea el azul como si fuera amarillo y el negro como si fuera blanco, pero llevo toda la vida así y me he creído mi propia mentira. Igual vosotros veis el semáforo de arriba en el tono con el que yo veo el de abajo, pero estamos todos de acuerdo en que el de arriba es el rojo... Igual que yo.

sábado, 16 de abril de 2011

DOLORES PARK

Los domingos por la mañana, cuando hace sol, son maravillosos en cualquier ciudad del mundo. En San Francisco, también. Bueno, casi más, porque con tanto "soplao" excéntrico, te encuentras muchas situaciones curiosas por todas partes. Lo mejor es pasarte por un parque: North Beach o Dolores Park son nuestras recomendaciones. El domingo fuimos a este último, que además de tener una vista espectacular del centro, es todo un espectáculo y escaparate de lo que es esta ciudad. El público, muy joven, como nosotros, se tira en la pradera a disfrutar del solecito y se sus respectivas aficiones.
Unos colgaron cuerdas entre los árboles para hacer funambulismo; otros plantaron la barbacoa portátil en medio del parque y se pusieron a asar chuletas; los más raperos instalaron un equipo de megafonía y una mesa de Dj para pinchar y cantar en su pandilla; los corrillos bebían cervezas a granel y alguno de ellos podía incluso considerarse "botellón"; una jovencita macizorra vestida de "dulce doncella" vendía dulces cocinados por ella misma de corrillo en corrillo; como en cada parque los carritos de helados de los latinos tocaban la campanilla para atraer a los niños; estos, entre helado y helado, se refrescaban metiéndose en la fuente o pintaban con tizas en las aceras. De los que fumaban marihuana no os hablo que me van a oír los niños.
Y yo, mientras me desmayaba sobre el fresquito césped, me puse a comentar con Montse que todo eso tan maravilloso y divertido que estábamos viendo y viviendo, en Madrid está prohibido... Si queréis repasad la lista, está todo PROHIBIDO. Todo. Y me quedé dormido y en sueños se me aparecieron Gallardón, Espe y Zapatero, los tres juntitos, de la mano, gritándome "eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca..." Y me desperté sobresaltado, con ganas de mandarles a oscuros lugares, pero me pareció más constructivo pedirles que se den una vueltecilla por aquí, que salgan a ver mundo. Te abre mucho la mente.

viernes, 15 de abril de 2011

LOS PELIGROS DE LA COCINA

No era mi objetivo para este año, pero no lo menosprecio. Mis grandes avances en la cocina son dignos de elogio y sumarán una nueva línea en mi curriculum. Además de apañarme con las pelusas y de haber conseguido distinguir lo que quiere decir ropa de color, he aprendido el complejo sistema de reciclaje de este país y he superado mi época de inútil doméstico con cierto toque machista.
Mi problema ahora es sobrevivir a la experiencia porque la maldita cocina encierra un montón de peligros. Ya os hablé en su día de las quemaduras por aceite hirviendo en mi antebrazo, seguidas del dedo en carne viva por meterlo en caramelo hirviendo, pero he perseverado en el tema y prácticamente a diario me achicharro la lengua probando la comida. Siempre igual: llega Montse y pregunta ¿le has echado sal? y el idiota del cocinilla mete la cuchara en la cacerola y directamente a la boca, carbonizando de inmediato todas las pupilas salibares esas, o como se llamen. Reconozco que hago una cocina "freestyle", improvisando permanentemente y con algunos experimentos que si me viesen los comensales quizás llamarían al Telepizza (aquí se llama "Pizza Orgásmica", sin coñas). El otro día, en el arriesgado trabajo de cortar las zanahorias en pedacitos, (cualquier día comen ragout con dedos), cayeron varios trozos en el desayuno de Lucio y directamente se fueron a la sartén. El resultado no fue malo "Ternera de Oregón, sobre cama de frutos de la huerta pochados al cola-cao"... Ninguno se dio cuenta.
Pero lo peor llegó la semana pasada cuando me puse a dudar frente al frigorífico. Pocas cosas hay en este mundo tan placenteras como abrir el "Federico", que decía Eugenio, y pasar varios minutos eligiendo, dudando o simplemente refrescándote. Pues eso, lo abrí; las dos puertas, la del congelador y la de la nevera, me apoyé dudando si dulce o salado, estaba casi hipnotizado cuando aquel inmenso cacharro se abalanzó sobre mí con la peor de sus intenciones y si no llega a ser por una encimera que se interpuso, ahora mismo sería un cadáver, congelado, pero cadáver. Eso sí el zumo de naranja fue a parar en mi cuello, el yogurt de un litro en mi rodilla y tres huevos que quedaban... Pues ¿dónde creéis que fueron a caer los huevecillos?
Y después de contaros mi estúpida anécdota con la "never in the chicken" os dejo con uno de mis chistes preferidos: "¿En qué se diferencian una cocina y el mar?... Que en la cocina hay cacerolas y en el mar se hacen solas". ¡Me parto la picha!

jueves, 14 de abril de 2011

SALIR DE LA CARCEL

Obama no lo está pasando bien, está cansado y cascado y le dan tortas por la derecha y por la izquierda. Me recuerda a algún otro. Su última gran crisis está siendo para poder cuadrar el presupuesto de la nación y sacarlo a flote con la mayoría necesaria. Parece que tras pactar una serie de recortes va a conseguir el consenso necesario pero mientras eso no ocurra, todo el país está en vilo ante lo que llaman el "cierre" del Gobierno. Cuando en España no se aprueban los presupuestos generales, la Ley dice que se prorrogan las mismas cifras del año anterior, pero aquí es distinto; si esta semana no se aprueba un nuevo presupuesto los gastos del Estado se "apagan" inmediatamente.
Cada día el periódico se encarga de recordarnos las cosas que dejarían de funcionar si el "Shutdown" se produce y la verdad es que da cierto "canguelis". Por no aburriros con cifras y un extenso listado de servicios públicos que dejarían de funcionar, incluso en el país más privatizado del mundo, me limito a hablaros de los que me han llamado la atención. Por ejemplo, se cerrarían los museos estatales y los Parques Nacionales, con lo cual no podríamos ir la semana que viene al Grand Canyon, ni el próximo mes a Yosemite (esto es para dar envidia, no olvidemos el objetivo real de este blog), ni tampoco podríamos entrar a Alcatraz. Esto me ha sorprendido mucho, cerrarían Alcatraz y abrirían San Quintín y el resto de prisiones del resto de estados. El asunto es serio, en USA hay 2.300.000 presos, de los cuales hay 170.000 en California (muchos de ellos en San Quintín, al otro lado de la Bahía). Quizás por eso algunos entienden que la pena de muerte les ayuda a equilibrar el ecosistema. Cada preso le cuesta al país más de 50.000 dólares al año y sin presupuesto no podrían mantenerlos, con lo cual abrirían las cárceles.
Imaginad. Eso sí que sería un tsunami, pero naranja. En San Francisco se confundirían con los fans de los Giants, entre los que ya sabéis que me encuentro, y pasarían desapercibidos, pero... qué miedo ¿no? Quizás prefiera la otra opción que es cerrar los colegios y dar a los niños unas vacaciones más largas. No puedo entender muchas cosas de este país como que se compliquen tanto la vida, que tengan apagones de gobierno y sobre todo que no utilicen el clásico modelo de rayas negras y blancas para los presos.

miércoles, 13 de abril de 2011

EL MUNDO QUE NOS QUEDA

Hace ya casi dos semanas que murió mi madre. Ayer fue el funeral, al que no pude acudir por la distancia y por no volver a dejar otra vez sola a toda esta panda. Me hubiera gustado, por saludar a tantos amigos, aunque sea en un momento triste. Mientras leía el precioso texto de mi hermano Rodrigo, que el "jodido" cura no le dejó leer en la misa, me puse a pensar y me pareció que había pasado mucho más tiempo, una eternidad. Quizás es porque en el fondo sus últimos meses no fueron ni vida ni "na". Y pensé que tenía que contarle cómo estaban las cosas por aquí, por el mundo, desde que ella no está.
Contarle que en Japón ha vuelto a temblar la tierra y siguen atemorizados por la amenaza nuclear; que en Costa de Marfil parece que la cosa pinta mejor después de varias semanas de horror, recordando sus peores momentos de guerra civil; que en Palestina los salvajes terroristas de Hamas siguen lanzando cohetes y el otro día hirieron a dos personas en un autobús escolar, con lo cual Israel, por supuesto en defensa propia, ha atacado de nuevo Gaza matando a 18 peligrosos activistas, algunos de ellos niños o ancianos; que lo de Libia va bien encaminado, no sé muy bien hacia dónde, pues los bombardeos aliados continúan, aunque a veces se equivoquen y disparen a "sus" rebeldes (igual los confundieron con civiles); que en Afghanistan siguen las tropas de la OTAN buscando talibanes y supongo que a Bin Laden, aunque de vez en cuando se les cae alguna bomba en alguna boda, comunión o bautizo; que en Darfur, pese a las esperanzadoras votaciones para la independencia, siguen a machetazo limpio; que en Siria, El Assad sigue mostrando su talante democrático, ametrallando manifestaciones con el visto bueno internacional; que en Bahrein han tenido hasta que suspender la Fórmula 1 por las protestas y muertes de manifestantes; que en Mexico siguen matándose por las esquinas (35.000 en cuatro años); que Guantánamo sigue abierto; que en España sigue la crisis y crece el números de parados y nuestros políticos se están "Berlusconizando"; que Marruecos no parece contagiarse de la fiebre tunecina; que en Yemen, ¿Yemen?, ¿dónde está Yemen?...Ah, allá abajo, al lado de Somalia, este no importa...
Pensándolo bien, mejor te dejo tranquila y te hablo sólo de nosotros. Que tu hermana se encuentra muy sola; que los nietos siguen comestibles todos; que Nicolás está terminando el documental del Sahara; que Rodrigo está escribiendo una nueva novela; que a Lucio, la casa de Santa Cruz le da la vida y que nosotros seguimos aquí disfrutando de la Américas. Dile al "father" que el Madrid ganó otras tres copas de Europa y el Barça dos. Y que os vamos a echar mucho de menos.

martes, 12 de abril de 2011

THE SOUND OF MUSIC

En el colegio todos los niños, de todas las edades, desde infantil hasta que acaba el ciclo de primaria, octavo grado, lo que corresponde en España a tercero de ESO, hacen cada año varias representaciones de teatro, conciertos con la orquesta, cantan en el coro, etc.
La clase de Martín hizo una obra de teatro en la que participaron todos los niños.Y con la ayuda de la profesora y algunos padres hicieron los decorados y el vestuario. El resultado fue asombroso, algunos chavales tenían papeles muy largos que tuvieron que memorizar y los disfraces eran muy bonitos e ingeniosos. Todos hicieron un gran trabajo, en especial una niña y dos niños, que me sorprendieron por su naturalidad, gracia y cara dura sobre el escenario. Geniales.
El curso de Simón y Diego está preparando estos días la obra de fin de curso, un musical. La profesora de música, Miss Sargent, y no estoy de coña, así se llama (le va el nombre que ni “pintao") ha elegido “Sonrisas y lágrimas" ¿os acordáis?. No recuerdo exactamente qué edad tendría yo cuando la vi......unos diez años. La recordaba larga y lacrimógena. Miss Sargent es una buenísima profesora de música. Toca varios instrumentos, canta realmente bien y sabe enseñar a los chicos. Pero es rancia que te cagas......se empeña en elegir temas cursis y trasnochados. Con este se lleva el primer premio. Simón y Diego ya tienen asignados sus papeles y me han pedido que busque la película para escuchar las canciones originales y ver como son sus personajes.
Me la tragué la semana pasada en dos partes, es larguísima y no se si habría sobrevivido a casi tres horas de cursilería de un tirón.
La primera vez que salen los siete hermanitos de la familia Trap cantando juntos pensé......¡Qué bofetada tienen! Imposible ser mas ñoño.
Me muero de ganas de verlos, tan gansos todos, tan adolescentes, metidos cada uno en su papel............su “lovely character".
El día de la representación me voy a tomar un Lexatín........para evitar el ataque de risa delante de todos los padres. Ya os lo contaré.

lunes, 11 de abril de 2011

MALALAI JOYA

Valiente, rotunda y contundente como sólo puede ser quien habla con el respaldo de la verdad y en defensa de la justicia. Cada vez que empieza a hablar le tiembla la voz y cuando termina se emociona; en parte por cierta fragilidad femenina, en parte por el dramatismo de sus afirmaciones y en parte porque con sus palabras está defendiendo la vida de millones de inocentes y la suya misma, una vida que pende de un hilo muy fino, rodeada de tanta gente que pagaría fortunas por acudir a su entierro. Ayer conocimos a Malalai Joya, una de esas activistas que te hacen pensar que de verdad, otro mundo es posible.
Para quienes no sepáis quién es, Malalai es una joven Afghana, que se desprendió del Burka, se presentó a las elecciones y se sentó en el parlamento del país más convulso del mundo para denunciar a buena parte de los políticos allí sentados, acusándoles de ser "señores de la guerra". No contenta con eso, también se ha erigido en la voz más insistente y molesta para Obama, reclamando la salida inmediata de las tropas extranjeras de Afghanistan y denunciando los continuos crímenes de guerra contra civiles o las atrocidades de los soldados yankees, que hasta se fotografían riéndose ante los cadáveres de sus víctimas. Sus palabras están respaldadas por vergonzosos datos que deberían poner al mundo en pie contra estas intervenciones y contra la maquinaria de la guerra y el negocio de la muerte.
En el valiente recorrido difundiendo su mensaje "es muy fácil que me maten, pero no taparán la verdad", Malalai ha llegado a San Francisco. Las autoridades de inmigración le denegaron el visado porque decían que no tenía empleo, pero tras un escándalo en los medios, se han visto obligados a dejarla entrar y a tener que oír en su propia casa la crudeza de sus afirmaciones, primero en una multitudinaria conferencia y después en una manifestación pacifista. A ella hemos dedicado el fin de semana, con el orgullo de haberla conocido, la rabia de escuchar la cruda realidad de este mundo y recuperando nuestro más juvenil instinto revolucionario. Como decía un amigo mío, tiene su morbo esto de ser antiimperialista en el Imperio.

sábado, 9 de abril de 2011

ESQUELAS Y BANCOS

Después de casi nueve meses sigo pensando, ¡qué raros son estos americanos!. Hoy en el tablón de anuncios que hay en el parque de Lucio, (así lo llama él, está convencido de que es suyo), he visto lo que me quedaba por ver. Una esquela de un perro.
Por la tarde nos hemos bajado al barrio de Marina, junto a la bahía, a dar un buen paseo con Martín y Lucio. Hemos recorrido el templo que se construyó en 1915 con motivo de una exposición universal, está inspirado en los templos griegos aunque es de "antesdeayer". Lo mejor son los jardines que lo rodean con un pequeño lago con cisnes y patos. Lucio se lo ha pasado bomba tirando migas a los patos y Martín, como siempre nos ha lanzado una de sus preguntas: ¿Los patos son impermeables?........y yo que sé.
Mientras ellos juegan nosotros comentamos la esquela del perro y por asociación de ideas la de Amalia que apareció en El País. Martín sigue dándole vueltas a la muerte de su abuela. Antes de ayer estuvo leyendo todo lo que ha salido sobre Amalia en los periódicos que Diego ha traído de Madrid . Ya no está triste, lo está empezando a digerir.
En el parque que os contaba hay varios bancos con vistas al lago. Sentarse en uno de ellos a contemplar el jardín, el agua y los patos es muy agradable. Cada banco tiene una placa con un nombre, "A Mary -por ejemplo- a quien tanto le gustaba este jardín, de su esposo e hijos". Ya hablamos hace tiempo sobre las donaciones privadas y el mobiliario urbano.
Se acaba el paseo y volvemos al coche. Después de un rato de silencio pensativo Martín dispara una de sus disparatadas ideas:
-Papá ¿Por qué no le ponemos un banco a la abuela en San Francisco?, seguro que le gusta.......Diego y yo nos hemos mirado y hemos soltado una carcajada. Por la ocurrencia, primero, y pensando en lo surrealista que sería, después.

viernes, 8 de abril de 2011

EL VIENTO ME VUELVE LOCO

Textualmente. No me gusta y ejerce sobre mi una extraña y peligrosa excitación. El origen puede que esté en aquellas gafitas redondas que llevaba en mi juventud y que a veces se me caían cuando soplaba aire o más bien en mi profesión, organizando eventos, donde no existe peor enemigo que el viento. Cuando tengo que ir a Tarifa lo paso fatal, se me mezclan las canas del lado izquierdo con las fachas del lado derecho, me entra arena por todas partes y siempre me refugio en el hotel esperando que deje de soplar. En el Sáhara me meto en la haima y rezo a Alá para que pare, recordando lo mal que lo pasé hace unos años cuando cinco corredores se nos perdieron en el desierto en medio de una tormenta de arena. En San Francisco, a veces hay fuerte viento. Hace un par de semanas se cayeron varios árboles, uno de ellos en nuestra calle, y los bomberos no pararon en toda la noche. De hecho yo tampoco dormí, me quedé despierto esperando el momento en que el vendaval terminara de derruir nuestra casa; entraba por las ventanas, la chimenea, la escalera... Pensé que era un anticipo del gran terremoto. Los únicos que disfrutan son los "windsurfistas" y "kiteboarders" que se bajan como locos a la bahía y a pesar del frío cruzan de un lado al otro dando impresionantes saltos con el Golden Gate y Alcatraz como fondo de escenario.
Yo me limito a practicar mi deporte de riesgo preferido, ir al parque con Lucio. Con este viento, de verdad que es peligroso. Vuelan ramas de árboles por todas partes, la arena de los peques empieza a volar convirtiéndose en ataque de alergia inmediato, el periódico siente envidia de las cometas y rompe a volar y cuando lo recuperas no hay una hoja en su sitio, Gadaffi ha fichado por los Giants, Obama está en la cartelera, Gasol es el hombre del tiempo y Berlusconi está en la páginas de contactos... ah, por lo menos esa está bien.
Hoy en mitad de mi locura provocada por "Eolo", me ha atacado un pájaro, que intentaba posarse en mi cabeza. He recordado la película de Hitchcock, que por cierto estaba grabada aquí y me he puesto a Berlusconi de sombrero. A continuación se me ha acercado Ananda, un amiguito de Lucio, llorando porque se había dado un golpe en la cabeza. Para quitarle hierro al tema y con ese ácido humor que me caracteriza le he dicho en inglés: "No te preocupes, hasta que no te empiece a salir el cerebro por los oídos y la nariz, no pasa nada". Media hora después ha vuelto el chavalillo todo asustado con unos repugnantes mocos que le colgaban y me ha balbuceado: "¿Es esto el cerebro?". Le he sonado, he recogido los restos del periódico y me he subido a casa corriendo, que el que con niños se acuesta... Es un pederasta.

jueves, 7 de abril de 2011

OPERACIÓN BRAGA

No sé por qué "cotilla" es una palabra denigrada y despreciada. Es uno de los peores insultos, rechazado por todo el mundo y no reconocido por nadie. Pues yo voy a salir del armario, soy un cotilla. Disfruto asomándome a las ventanas de las casas e imaginando como es la vida en su interior. Me detengo en cada esquina del café de la esquina detrás del ordenador de algún internauta solitario para ver si alcanzo a leer el contenido de sus e-mails. Añoro los carretes de fotografía con ese momento mágico de ir al laboratorio a coger por error el carrete de otra familia y ver todas sus fotos; la hermana en la playa, el cumpleaños del niño, el abuelo viendo la tele...qué malos fotógrafos eran todos, cuántas cabezas cortadas, cuántos desenfoques y cuanta desilusión al recoger el carrete. Para ellos, la fotografía digital ha sido un grandísimo avance porque ahora saben al momento que su foto es malísima y no pagan revelado.
Pero no me pongo nostálgico porque, sin llegar a ser un friki, sí intento acoplarme en la medida de lo posible a las nuevas tecnologías y no se puede negar que la fotografía ha evolucionado más de un siglo con la llegada de la era digital. El rollo tenía su encanto, cosa que no tiene el rollo que os estoy contando, así que mejor vuelvo al cotilleo. Y es que la fotografía tiene mucho de cotilleo; en el SFMOMA hay ahora dos impresionantes muestras de fotografía, una de voyeurismo y otra de Muybridge, un famoso fotógrafo californiano que pilló a su mujer con otro, disparó la cámara y, ya puesto, la pistola y se cargó al amante... pero antes le hizo una foto. Son los riesgos de ser cotilla, de esconderte detrás de la ventana para pillar a alguien en una situación incómoda, de leer el correo del prójimo, de mirar de quién recibe cartas el vecino, de espiar a ver que papeleta mete un conocido en la urna... Es divertido cotillear pero no que te cotilleen a ti. Es como la "operación braga" que hacen unos amigos: en cada fiesta a la que les invitan se cuelan en el dormitorio y consiguen de trofeo unas bragas de la dueña; yo me lo paso genial con ellos, pero no les invito a mi casa... Por si las bragas.

miércoles, 6 de abril de 2011

¿OS HE HABLADO DE MI MILI?

Hay dos hechos que suelen significar un antes y un después en las relaciones personales, la mili y el primer parto. Digamos que marcan la diferencia entre amigo o simplemente conocido. Me explico: no puedes considerar a nadie realmente amigo si todavía no le has contado tu mili o, en el caso de las chicas, tu primer parto. Como en este blog hay bastantes conocidos que me gustaría que pasaran a la condición de amigos, he pensado que les hará muchísima ilusión conocer los "highlights" de mi servicio militar y ya otro día, Montse os cuenta el parto o ponemos el vídeo de la boda.
Cuando les hablo a mis hijos de la mili no se creen que eso haya existido, les parece de la Edad Media. Gracias al archivo de mi madre, he encontrado este impresionante documento gráfico que hará que me crean. La verdad es que era ridículo, yo y la mili. Un año entero tirado a la basura y del que apenas guardo algún buen recuerdo.
Lo más edificante de aquellos trece meses fue que aprendí a marcar el paso al grito de “¡Eh! Gafitas, que pareces cojo de las dos piernas”. Pero también aprendí a fregar perolas del tamaño de la marmita de Obelix (todavía tengo grasa entre las uñas); a barrer un patio más grande que la Plaza Mayor; a ayudar al teniente a robar comida de la cocina y meterla en su coche; a comer bocatas de calamares en su tinta metido en una garita a las cuatro de la mañana; a arrestar a una escalera porque se había tropezado un soldado, con lo cual ya no podíamos usarla; a acompañar a la mujer del sargento a hacer la compra y subirle las bolsas a casa; a estar todo el día de retén, refuerzo y no se qué tonterías más para defender a la patria… Y lo que realmente te enseñan allí, que es a matar, no lo aprendí y la verdad es que casi lo prefiero.
 Me hice bastante amigo de un chaval que luego se hizo cantante de “La década prodigiosa” (¡qué gran grupo!) y no le volví a ver el pelo. Por suerte, para mí y para vosotros, no me acuerdo de mucho más.
Bueno, lo dicho, a partir de ahora pasáis a ser mis amigos, aunque igual hubierais preferido quedaros como conocidos a secas ¿no?

lunes, 4 de abril de 2011

HOW DO YOU DO?

La semana pasada Diego y Simón presentaron su trabajo de fin de curso. Las clases no han terminado, lo harán el día diez de junio pero antes de empezar las vacaciones de Semana Santa presentan el trabajo más importante del año.
Cada alumno elige un tema que le interese, se lo cuenta a la profesora y si ésta da su visto bueno empiezan a investigar por su cuenta con libros, con el ordenador, haciendo entrevistas, cada uno como quiera, como piense que va a encontrar lo que busca. Semanalmente entregan un guión de lo que van haciendo. Como van a estructurar su trabajo, el contenido, explicando por qué han elegido cada uno su manera de trabajar y de contar las cosas, con libertad.
Hasta aquí se parece bastante a cualquier trabajo escolar aunque hay una parte que a mí me parece fundamental y no suelen enseñarla, y es saber organizar y dosificar un trabajo a largo plazo en el tiempo y en contenido. Con trece o catorce años no están acostumbrados a planificarse un proyecto así y la mayoría lo haría deprisa y corriendo en la última semana antes de entregarlo. Esta que os cuento es la mitad del trabajo, la otra mitad es un proyecto artístico relacionado con el tema que cada uno ha elegido.
Pero para mí lo más importante de todo es que lo tienen que presentar de forma oral delante de sus profesores, compañeros y todos los padres. Es una de las cosas que más nos gustan de este colegio, les enseñan desde pequeños a hablar, cantar, bailar, recitar o lo que sea, en público. Cuando llegamos y los chicos se enteraron de esto, estaban asustados. Nunca lo habían hecho y les da una vergüenza terrible.
Según van pasando los meses y les ha tocado participar en una obra de teatro, bailar y yo que sé cuántas cosas más, se les ha quitado el miedo y se lo pasan bomba. Me parece una suerte terminar octavo grado, o tercero de la ESO y saber hablar en público.
Y llegó el día de la presentación. Cada alumno tiene unos cinco minutos para hablar de su tema y enseñar su proyecto artístico. Me encantó verlos a todos, unos más tímidos, otros serios, otros extrovertidos, otros divertidos y hasta alguno tronchante.
Permitidme que haga de madre “chocha" y os cuente la presentación de Diego. El tema, los vehículos de dos ruedas, desde los primeros inventos hasta ahora. Se nota que a su padre no le gustan casi la motos. Su "artistic proyect", una moto-maqueta hecha con trozos de lata, cartón, alambre.......Salió al escenario con la sonrisa en la boca y una seguridad pasmosa. Habló con una gran fluidez por supuesto en inglés, con un acento que parece que nació aquí , bromeó con el público.......le salió muy bien. Después de los cinco minutos hay un poco más de tiempo para que los padres o compañeros hagan preguntas.
Yo no lo pude evitar. Cuando terminó Diego de hablar levanté la mano y delante de todo el auditorio le solté: "I just want to tell you that you speak very good english, how do you do it?" Los padres soltaron una carcajada y después aplaudieron a Diego. Y yo me fui a casa más ancha que larga.

EL CORREO BASURA

Estos días tengo pesadillas. Normal. La última ha sido hoy, he soñado que los Spam se hacían con el mundo, invadían todos los ordenadores, rebosaban del disco duro y empezaban a salir por las pantallas hasta bloquear la circulación y ahogar a todas las personas. Es normal que tenga este tipo de sueños, ya que cada día tengo que borrar de mi correo electrónico varias decenas de mails no deseados. No es que sea muy complejo, porque con un sólo click borro cada uno, pero es una rutina que me provoca cierta mala leche según enciendo el ordenador cada día. Pero no os voy a hablar hoy de los males de internet y su falta de regulación, sino de algo mucho más terrenal: el correo ordinario.
Con ordinario me refiero a tradicional; no esperéis groserías ni cochinadas. Hoy he procedido a abrir las cartas recibidas en casa durante los últimos ocho meses, una gran caja llena con centenares de sobres. Paso a resumir mis conclusiones tras varias horas de trabajos manuales:
1-Quiero decirles a la mayoría de los remitentes lo siguiente, ¡Váyanse a la mierda!.
2-Como segunda petición global, les ruego que incorporen el sistema de abre-fácil a todas las cartas, no sean tan cutres y ratas.
3-Les haría recapacitar sobre la situación de crisis económica global y en concreto en sus empresas. Podrían ahorrar muchísimo dinero suprimiendo su correspondencia.
4-Hagan una aportación al medioambiente reduciendo el consumo de papel y no se conformen con poner una notita en pequeño, hablando de su "falso" compromiso medioambiental.
5-A los bancos les diré que el folleto que ha diseñado la agencia para gloria suya y del director de márketing no engaña ni al más pringao de los pringaos (osea yo).
6-A los bancos también, que no me manden libretos llenos de letra pequeña para justificar lo que me roban. Róbenme sin dar explicaciones y sino, regálenme unas gafas para la letra pequeña (esa sí sería una buena acción de márketing).
7-A Telefónica, Fenosa y demás compañías de uso diario, que dejen de cobrarme por conceptos inventados y que no aprovechen el envío de mi factura para mandarme su publicidad.
8-A los que me felicitaron la Navidad, les digo que queda muy ruin mandar Christmas con anuncios.
9-A Espe, que no hace falta que firme ella personalmente la carta concediéndonos la beca de libros por familia numerosa. No se lo debemos a ella. Somos familia numerosa por otros motivos. Y la campaña se hace en los mítines.
10-A mis queridas ONGs les pediría que no jueguen con los sentimientos, que yo no soy el culpable de los desplazados de Darfur. También les animaría a buscar nuevos socios, en lugar de exprimir a los ya existentes.
11-Al supuesto hijo de Charles Taylor que me promete recibir una gran fortuna desde Liberia a cambio de mandar algo de dinero para los trámites, que no soy gilipichas, aunque pueda parecerlo.
12-A los de los seguros, que ya que me mandan tantas cartas, me feliciten de vez en cuando por no chocarme, no sufrir robos o simplemente por no morirme, que se están forrando a mi costa.
13-Al que me ofrece "Visagra" (si lo pongo bien me van a entrar un montón de Spam ofreciéndolo), que de momento vamos bien...
Quizás estoy un poco arisco, pero es lunes y esta semana tengo excusa para lo que sea...

domingo, 3 de abril de 2011

NO ME GUSTAN LOS ENTIERROS

Nada no me gustan nada. Siempre que puedo los evito aún sabiendo que alguien se puede molestar por mi ausencia.
No digamos los funerales. De todos los que he presenciado en mi vida sólo un par de ellos me han gustado. En la mayoría, sin ánimo de ofender a nadie, el speech del cura es intolerable. Muchas veces oímos cosas como......¡Que afortunado fulanito!, entre todos nosotros ha sido él el elegido para marcharse y dejar este mundo espantoso, superficial y lleno de dolor. ¡Por dios que estupidez!. Nadie quiere irse o casi nadie y aunque es verdad que nos rodean muchas cosas dolorosas, la mayoría de las personas buscamos otras muchas maravillosas y las encontramos. Entiendo la pena por no volver a ver a una persona a la que hemos querido o admirado pero no me gusta nada la cultura que tenemos alrededor de la muerte. Los mejicanos, por ejemplo van a los cementerios cargados de flores, comida y bebida y celebran una fiesta alegre en honor del fallecido, me encanta. Hace poco vi una película sobre una familia irlandesa. El padre muere y después del entierro todos los amigos y familiares se van al pub y se beben toda la cerveza que pueden a la salud del ausente. Hablan de él, le recuerdan, cantan, bailan, se pelean......pero sin ese tufillo mortuorio que hay en nuestros funerales y entierros.
A mi me gustaría que cuando nos deja una persona, sus amigos y familiares pensáramos en algo que gustaba al fallecido y nos despidiéramos de él haciéndolo. Un concierto, un partido de fútbol, una caldereta de cordero, una excursión por el monte, una cata de vino........¿Qué sé yo? hay infinitas posibilidades. Pero estamos demasiado ocupados todos y nos quitamos el “muerto" de encima lo más rápido posible.
Ya hablamos un día de una esquela que apareció el un periódico que nos gustó mucho. Benito Laguno, se llamaba el tipo. Y para poner una nota más de humor a este tema escabroso siempre, ahí van dos esquelas divertidas:
La familia y compañeros de trabajo del difunto escriben la típica frase rogando una oración por su alma etc....Pero en la última parte de la esquela, sus amigos se despiden diciendo: "Manolo, no nos esperes levantado, ya iremos llegando.....tú a tu aire......"
Un hombre va a poner una esquela a su esposa y le dice al del periódico:
- Escriba, "Montserrat ha muerto".
-"Las primeras seis palabras son gratis, señor". Le contesta el empleado.
-"Pues entonces ponga: Montserrat ha muerto, vendo Opel Corsa".
Así que ya sabéis, no pienso ir ni a mi propio entierro.......

sábado, 2 de abril de 2011

LA VIDA SIGUE

Podría haceros un recopilatorio de las cosas bonitas que me han dicho en los últimos días y llenaríamos un libro. También podría ironizar con algunas de las frases hechas que se dicen en este tipo de eventos y que ni siquiera pensamos en su significado. Frases como "te acompaño en el sentimiento" o "no somos nadie", me dejan pensativo siempre que las oigo. Con la de "lo siento" había un chiste macabro que no voy a contar por no herir sensibilidades. Hay otras de contenido religioso que prefiero tampoco mencionar por evitar de nuevo herir sensibilidades, incluida la mía. La que sí requiere un reservado es la que he utilizado como titular de esta entrada: "La vida sigue". Es una de las más reconfortantes y animosas, que te incita a mirar "palante"y que suele ir acompañada de una cariñosa palmada en la espalda. Pero ante todo, es mentira. Reflexionemos: cuando alguien se muere, lo que no sigue es precisamente la vida... Pero bueno, entendamos que todas ellas están dichas desde el más sincero respeto, afecto y cariño. ¡Cómo lo agradezco!
Pero como hay que irle quitando drama a este blog, voy a empezar la transición ayudado por los niños y su bendita inocencia. Algunos de sus comentarios son dignos de mención. Rodrigo, hijo menor de mi primo Luis, al enterarse de que "Amalia había muerto", preguntó: "¿La han disparado?", es lo que tienen las películas. Juan, otro jovenzuelo asiduo a este blog, preguntó a su madre: "¿Y yo, tengo que estar triste?", para a continuación resolver otra duda: "¿Creeis que Diego me invitará al entierro?". Julia, la hija de mi hermano Rodrigo, ante la sugerencia de su madre, Mónica: "Mira hacia las estrellas y piensa qué quieres decirle a la abuela Amalia", contestó "voy a pedirle que no se muera". Carlos, también hijo de Luis y Olga, habló con su madre de la muerte y de cómo nos transformamos en tierra y nos fundimos con la naturaleza y él también expresó su deseo: "Yo me pido tulipán".
Con su sonrisa os dejo. Para ellos sí que sigue la vida. Como decía Montse el otro día... Quién tuviera cinco años.

viernes, 1 de abril de 2011

LA CASA DE AVIA (texto de Diego, publicado en El Mundo)

Mi casa está levantada sobre los escombros del que fuera su anterior estudio y su actual estudio está instalado en lo que era mi habitación de la infancia. Hicimos un trueque y salí ganando. Realmente salí ganando desde el momento en que me inscribieron en el registro como hijo de Amalia Avia y Lucio Muñoz. Crecer y vivir entre artistas es excitante. Realmente tiene todo ese encanto “bohemio” que la propia palabra desprende. Hueles a aguarrás desde que te levantas hasta que te acuestas, oyes martillazos de madrugada durante todos los días del año, te acarician manos maternas pringadas de óleo, desayunas con Purcell, te duchas con Tapies, comes con Thomas Bernhard, ayudas a tu madre a quemar el cuadro para oscurecer los tonos, meriendas con Antonio López y no veas cómo presumes en el colegio de ser hijo de célebres pintores. Un lujo.
Desde mi habitación a su estudio, desde la cocina a su dormitorio, la casa siempre fue mucho más que un museo, todo un ejemplo vivo del poder “contaminante” de la cultura. Ayer se quedó vacía. Sin nadie que lea sus libros, mire sus cuadros, escuche sus discos u oiga sus voces. Las voces de toda una generación del arte y la cultura del siglo XX, que acudían con asiduidad a las llamadas de Lucio y Amalia, a sus tertulias o simplemente a degustar el pisto que, como buena manchega, siempre preparaba (por supuesto, sin cebolla).
Tampoco se oye la vieja Olimpia que Amalia aporreaba para escribir sus memorias. Lo hacía con fuerza, con rabia, porque en cada tecla se estaba desprendiendo de mucho dolor almacenado durante años. Y sus lectores se sorprendían, como lo hacíamos nosotros, de ver cómo un ser humano era capaz de transformar el drama de perder a un padre y a dos hermanos y las miserias de la guerra y su mezquina posguerra, en tanta cordura y sensibilidad. Tenía mucho que contar y otro tanto que se calló porque consideró que sin Lucio, esos recuerdos ya no le pertenecían. Hace tiempo que dijo que se quería ir con él, pero no lo hizo, aguantó estos trece años con una enorme tristeza camuflada por esa fortaleza física que ha mantenido hasta el último momento. "Sin Lucio, seguiré viviendo pero ya no será mi vida, será otra cosa"-dijo-.
Y la silla de su estudio ha dejado de chirriar. Tantos años y no fuimos nadie capaz de echar aceite a las ruedecitas. Ya no va hacia atrás para medir con la vista y el pincel, adelante para acabar el detalle del balcón, a un lado para mirar alguna foto del portal más desconchado de la ciudad y a otro lado para subir el volumen de la Niña de los Peines o Manolo Caracol. El estudio sigue igual, con sus antigüedades; con su maqueta de la puerta de Alcalá como sello de la más madrileña de las pintoras, a pesar de ser de Santa Cruz de la Zarza; rodeada de libros (al fin y al cabo nació el 23 de abril, día del libro) y con sendos carteles en la pared de sus admirados Rothko y Hopper. Ese es el encanto de esta casa, el controvertido magnetismo entre abstracción y realismo, el choque de estudios, de estilos, de esposos… Tan distintos y tan parecidos. No sé si Amalia Avia era un referente o no del realismo como dicen hoy las noticias. Quizás era más bien una víctima, como todos los realistas, del escaso reconocimiento y glamour de la pintura figurativa frente a la abstracción. Una tendencia sólo rota por ese buque insignia que ha encabezado a toda la generación, llamado Antonio López. Cuántas veces hemos oído aquello de “qué gran pintor es tú padre, eso sí, a mí la que me gusta es tu madre porque yo no entiendo de arte”…Como si apreciar el realismo significase estar fuera de onda.
Dijo Camilo José Cela que Amalia era “pintora de ausencias” y así, como sus cuadros, se queda su casa, llena de ausencia. Aunque su otro legado en sus 80 años de vida, su familia, seguirá siempre agradecida y empapada de esa mágica atmósfera generada por dos personas maravillosas.
Eso sí, su simpatía, su alegría, sus despistes, sus genialidades, su cariño y su risa seguirán siempre aquí.  Que sería de esta casa sin la risa de Amalia…Puedo oírla.

ADIÓS ABUELA

Hoy han llegado Martín y Diego del colegio y les he tenido que dar la mala noticia. Se ha muerto la abuela. Ha sido muy duro quedarme aquí y no poder compartir con Diego este momento tan triste. He llorado en solitario sin tener a quién abrazarme aunque me he consolado al saber que él está rodeado de todos nuestros amigos y familiares.
Los niños tienen una forma diferente de afrontar el dolor, el sufrimiento o la muerte. Lucio me ha mirado tiernamente y me ha dicho “pobrecita la abuela, ¿ahora la van a enterrar?" Y ha seguido jugando.......Martín ha llorado como una Magdalena y está muy cariñoso conmigo, hasta ha hecho los deberes sin protestar. Diego ha sido más frío y sólo he notado tristeza en su mirada. Sé que lo siente como los demás aunque por sus catorce años seguramente siente vergüenza.
Me siento muy rara y no quiero hacer lo que haría cualquier jueves. Me llevo a los chicos a cenar fuera. Por la abuela.
Durante la cena les he hablado de ella. Ha estado tantos años enferma que me da rabia que no sepan cómo era de verdad. Les he hablado de su infancia durante la guerra, de su eterno luto en su juventud durante la posguerra, de su valentía al defender sus ideas políticas aún sabiendo que eran contrarias a las de su familia. De la vocación y amor por su trabajo. De su humildad, siempre a la sombra del abuelo Lucio. De lo bien que cocinaba........y tantas otras cosas. Martín se ha acordado de una de sus mejores trastadas. Debía tener cinco años cuando una tarde decidió colarse en el estudio de Amalia coger la paleta y los pinceles y “terminarle" un cuadro. Menudo estropicio...
Pero la vida sigue y hay que alegrarse y reírse cuanto más mejor, así que les he contado también unas cuantas anécdotas divertidas sobre ella, como esta: Un domingo por la mañana oímos un gran grito que venía de la cocina. Nos asomamos a ver que pasaba y la vimos salir corriendo gritando como alma que lleva al diablo y con algo entre los brazos, abrir la puerta del jardín y tirar con rabia algo a la piscina.........era Mercromina, la gata que se acababa de dar un banquete con nuestra comida.
Nos hemos reído juntos recordándola.