lunes, 15 de noviembre de 2010

MIS AMIGAS LAS PELUSAS

La pelusa me persigue. Sí, la palabra pelusa. En todas sus acepciones. Uno: Pelusa infantil, envidia fraternal, que Martín tiene más que yo, pues Lucio me ha quitado mi caramelo y Diego ha jugado más tiempo. Es curioso porque esta pelusa reune la propiedad conmutativa y la propiedad distributiva: de Diego a Martín, de Martín a Lucio, de Lucio a Diego y sus correspondientes partidos de vuelta. De hecho si tuviera que ponerle peros a nuestra escapada californiana, el principal es que la maldita pelusa nos hace estar todo el día a la gresca. Qué enorme capacidad tienen los cachorrillos para engancharse a la mínima. Lo tenía yo. Yo lo he dicho primero. Tú más. Él me ha dado antes. Porque no te callas... Ah no, que esta es de Juancar, perdón.
Dos: pelusa común, concentración de pelos y partículas de deshecho en recónditos lugares. La más conocida es la del ombligo, que suele ir a juego con el color de la camisa del propietario del ombligo (y normalmente también de la camisa, a no ser que sea prestada). Pero de esta no nos ocupamos ahora. Vamos a hablar de la pelusa común de a ras de suelo, que habita en el hogar, familiar o no, y se comporta como un ser vivo. No sé si paso demasiado tiempo en casa o es que en este país hay mayor facilidad para su formación, pero estamos invadidos y eso que barro todos los días menos los que en inglés terminan en Y griega o ye o cómo queráis llamarla. La pelusa franciscana se mueve con agilidad por los laterales de los pasillos, pegada al rodapié, buscando cobijo detrás de las puertas, dónde se reune con otras tantas compañeras venidas de distintos puntos de la casa, creando grandes bolas pelusiles. Su composición es ambidiestra, con base de pelos humanos (si seguimos así volveremos todos calvos), restos de tejidos, borraduras de goma, alguna que otra miga o grano de arroz y, por supuesto, una o dos lentillas secas de Dieguillo. Lo de tirar cada noche las lentillas al suelo no creo que lo haga por pelusa de ningún hermano, sino más bien por esa plomiza vaguería provocada por la "turkey age".
Tres: pelusa Maradona. Ya os conté que cada vez que digo mi nombre tengo que apuntillarlo con eso de "Dieigou, like Maradona". Vale, se me ha ido el panchito pero es que mi mente está pasando unos malos días y de vez en cuando la saco (la mente) para que se desfogue.
PD Como diría Forges: "Y no te olvides del Sahara".

5 comentarios:

  1. JAjajajajaja....lo del ombligo me ha encantado. Yo simpre he dicho que deberian de existir bastoncillos como el de los oidos, pero para los ombligos, seria todo mucho mas facil.
    Y ¿¿porque no os comprais una aspiradora??.......para los ombligos claro.

    La mujer del hermano mayor de Montse.

    P.D. Muchas felicides a Martin¡¡¡¡¡¡, queriamos felicitarle todos ayer desde la casa de Nacho, pero la conecsion no tuvo exito.

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  2. ¿pero la tuya es de un color así entre naranja y rosa fucsia venido a menos , no?...la del ombligo digo, (venido a menos por los años que tiene el niki ese que llevas )

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  3. http://www.youtube.com/watch?v=Yh9vUBRcd_M
    Porqué no tratáis de limpiar los días que no acaban en Y pero en castellano gorrinos? No tenéis aspiradora acoplada a la casa?, En Canadá la aspiradora era parte de la casa, en las habitaciones había unas tomas circulares donde conectabas el mango con la manguerita esa, de manera que lo que es el motor de la aspiradora estaba en el basement con todas las maquinarias raras de la casa, calderas, watersoftners, etc. Solo era necesario vaciar el mega depósito una vez al año, la verdad es que era superpráctico el sistema ya podían importarlo aquí.

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  4. Si sois fans de mafalda os acordaréis de la viñeta en la que Mafalda pregunta a su madre mientras la ve barrer:
    -¿De donde sale este polvo?
    - Del ambiente, de la calle, de la propia casa Mafalda.
    - Uf menos mal, dice la niña, creí que nos ibamos deshaciendo poco a poco.
    Me apunto a la pelusa "ombliguil" de Diego, tiene que se rosa "pasado"

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  5. Marta, es mucho más divertido hacerlo con los dedos, y convertir la pelusa en una pelotilla y por último ponerla en órbita, qué placer...

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