viernes, 5 de noviembre de 2010

EL TRASTERO DEL CIBERESPACIO

Ahora que soy capaz de manejar, más o menos, las nuevas tecnologías, como cualquier persona que se precie, me pregunto ¿a dónde se han ido todos los mensajes fallidos o perdidos que he escrito a montones de amigos, y que por problemas técnicos o derivados de mi ignorancia, nunca llegaron a su destino?.
Yo me imagino el ciberespacio, como una parte del universo, una subdivisión gigantesca del mismo, que a su vez se divide en otras partes más pequeñas.
En una están los mensajes perdidos de los millones de personas que los escriben. En otra, todas las cosas que desaparecen, misteriosamente, en todas las casas. Los calcetines, por ejemplo, tú metes en la lavadora todos los pares de calcetines sucios, y cuando los sacas, siempre hay dos o tres sin pareja. También hay miles de bolígrafos, tijeras, paraguas, teléfonos móviles, llaves......en fin, todo lo que desaparece misteriosamente. Yo reconozco que he contribuido generosamente a llenar esta porción del ciberespacio.
En otra parte, están todas las personas que ya se han ido, y no nos resignamos a no volver a ver, nunca más.
Y en otra, los personajes, de algunos libros que me han fascinado, y que estoy segura, existen, de verdad, en alguna parte, más incluso, que muchas personas reales, por ejemplo, Holden Caulfield, el protagonista de "El guardián entre el centeno"; Perry y Smith, los asesinos de "A sangre fría"; Humbert, el pervertido profesor que abusa de "Lolita";  el profesor Nathan Zuckerman, protagonista de muchas novelas de Philiph Roth.......y tantos otros. A veces sueño que me los encuentro de verdad y paso horas imaginando, qué le preguntaría a cada uno.
Puede que haya un gigantesco chat, allí, entre todos los mensajes perdidos, una especie de lío tremendo, un diálogo para besugos, como los mejores monólogos de Mariano Ozores, resonando por el universo. A lo mejor ya se han organizado, y tienen ya su propia red social, se comunican, se mandan mensajes, algunos se pierden, se van al ciberespacio, a otro departamento y vuelta a empezar.
Hay que lío, a ver si me pongo a pintar y pienso menos.

9 comentarios:

  1. Estoy segura de que hay una conexión directa entre la lavadora y ese ciber-espacio tuyo y que allí encontraría los 2 kilos y medio de calcetines de Víctor que han ido desapareciendo desde que vivimos juntos.

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  2. Jo cuñada, tienes toda la razón. Yo propongo que el encargado de clasificar ese ciberespacio, organice un Mercadillo. Seria la caña, no solo recuperar esos calcetines perdidos, si no descojonarse de las cosas que la gente puede llegar a perder. Es como cuando vas paseando por la calle y te encuentras un zapato y claro, piensas ¿¿ como alguien no se puede dar cuenta que ha perdido un zapato??.
    Montse donde te mando el correo, yo tampoco tengo el tuyo.

    La mujer del hermano mayor de Montse.

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  3. No te rayes, los calcetines no están en el ciberespacio, se los comen los duendes, esos mismos que se acaban el chocolate y dejan el papel vacío en la nevera, que no acaban nunca el rollo de papel higienico y por supuesto no lo cambian, que juegan a ver hasta donde puede llegar la montaña en el cubo de la basura y no cambian nunca la bolsa... O lo que es lo mismo, ha sido nadie, pobre nadie siempre se lleva las culpas, se parece a Jo el amigo imaginario de Mariete.

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  4. Joe montse te has puesto filosofica eh ;)
    No os riais tanto de los que pierden los zapatos... que soy una de ellos ¬¬
    Ah, y mama he pillado tu SUTIL comentario.. pobre JO que siempre tiene la culpa ¡di la verdad! el culpable eeeeeeesss.......

    CONTINUARA...

    Lucia

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  5. Me gusta imaginar que los calcetines que se pierden se reencarnan en otros cachivaches que te vas encontrando por casa. Tijeras, mecheros, bolígrafos y otros trastos de esos que no recuerdas haber comprado. Creo, de hecho, que el equilibrio kármico del universo depende en buena medida de que este ciclo de reencarnación calcetinil se mantenga en marcha, pese a los intentos de Skeletor y sus secuaces por detenerlo. Eso, o es una conspiración teapartiniana para hacernos salir de compras.

    Carlangas

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  6. Que envidia, yo no tengo duendes, ni ciber espacio... los calcetines los pierde sole o Bea o yo cuendo ponemos la lavadora (si, yo también pongo lavadoras) y el chocolate se lo comen mis hijos María, Ramón, Lucía y Jaime, y después que pasan ellos por la cocina , las miguitas me las como yo.
    Un dato, el Viernes compré 6 tabletes de Nestle con avellanas, dos más de chocolate valor negro, y cuatro de milkibar blanco ... el Domingo por la noche no quedaba nada.
    Por ciero Montse, no decian que estaba prohibido la marihuana?, pues pasanos algo de lo que te has "fumao" que tiene un apinta bárbara. Bss

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  7. Uff, qué triste me ha puesto esta entrada, pensando en mi hermanito José Luis, con el que sueño a menudo, y mientras sueño me doy cuenta que es mentira y se va a ir de nuevo cuando acabe el sueño, y lloro a moco tendido...
    Bueno, si está en el ciberespacio y un día nos vamos a encontrar, me quedo más tranquilo, Montse. Muchos besos.

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  8. Hola a todos, gracias por vuestros amables comentatrios.
    Vamos por partes, no, no me he fumado nada, ya sabéis que no me hace falta.
    Me alegro mucho de que todos tengáis duendes en casa, es mas divertido así.
    Ramòn, los calcetines no los pierden Bea y Sole, simplemente desaparecen.....
    Manolo, yo también pensaba en Jose Luis, Lucio, mi abuelo.... Seguro que se están riendo de estas tonterías en alguna parte.
    Y ahí va mi corréo, por si queréis escribirme algún mensaje, de los que no se pierden, por favor,
    mgomezosuna64@gmail.com

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  9. Oye! dejad a Jo tranquilo! :(

    Un saludo desde el ciberespacio de Montse jejejeje

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