jueves, 25 de noviembre de 2010

HOME SWEET HOME

De vuelta a casa, home sweet home. Qué casa más inmensa tenemos. Esa es la gran conclusión que uno saca después de pasar cinco días recluido con todos estos animalitos en un motorhome de escasos 20 metros cuadrados. Es divertido. Una mezcla entre el cubo de Rubik y el Tetris. Abre la puerta, cierra el armario, baja la mesa, extiende la cama, abre la nevera, se caen los huevos, guarda la ropa, cierra el grifo... Cada movimiento hay que hacerlo como parte de una cadena, de un todo, en perfecta correlación con el movimiento anterior y en previsión del movimiento siguiente. Que quieres mear, avanzas en dirección al baño, apartas un niño hacia la izquierda, das un paso, apartas otro niño a la derecha (a la izquierda ya no queda sitio), das otro paso, abres la puerta del baño (es importante tener bien claro antes de entrar qué tipo de necesidades vas a hacer para entrar de frente o de espaldas porque dentro no puedes darte la vuelta), das un paso atrás y otro de lado, cierras la puerta, chof, pisas el pedal del desagüe, no funciona, te has saltado un paso, ¡idiota!, tenías que haber encendido la bomba del agua, vístete (es poco estética la imagen de un familiar con los pantalones por los tobillos, por muy familiar que sea), sal de nuevo, silva para disimular, enciende la bomba, vuelve a entrar, pisa, bye bye, vístete, no que ya te habías vestido antes, abre el grifo, lávate, no hay agua caliente, se te olvidó darle al otro botón, ¡qué le den!, se cae la toalla, te agachas, cabezazo en el armario, por fin sales...¡Qué alivio!
Además, resulta curioso como los espacios, cuanto más pequeños son, más desordenados están. Nuestra cocina, de un escaso medio metro de encimera, almacenaba los siguientes artículos: un cargador de ordenador, dos libros, una sarten, una cacerola, cuatro tazas, las conchas de la playa de Lucio (perfectamente desperdigadas), un chicle gigante, el equipo de música de Martín, tres platos, una botella de aceite, el desodorante de Diego, un calcetín, varios cereales, una balleta sucia, el mapa de California y la botella de leche rellenada con Coca Cola. Claro está que para arrancar hay que recogerlo todo para evitar que se caiga nada en el primer acelerón. ¡Niños, a recoger!. Cajón que se abre: amasijo de items, ingredientes y utensilios. Y eso que nosotros somos superordenados, que si no...
De verdad que el viaje ha estado fenomenal y que el motorhome es todo un invento. Podría hablaros de sus distintas configuraciones para noche y día, del panel de las angustias (te marca cuánta batería, agua y combustible te queda), del repugnante ceremonial de vaciado de aguas grises y negras (así las llaman) o de sus innumerables cajones y puertecitas llenas de cosas, pero me quedo con esa sensación de libertad que supone conducir acompañado por tu familia y tus armarios, sin saber si en el siguiente frenazo te va a golpear en la nuca un balón de fútbol, un bate de baseball, un blister de guacamole, una zapatilla de Lucio, o el propio Lucio. Desde que hacía descensos en mountain bike no había vuelto a practicar un deporte de tanto riesgo. ¡Qué subidón de adrenalina!

4 comentarios:

  1. Por DIossss¡¡¡ ya me he estresado, simplemente leyendolo. Diego no te engañes, a tu edad hasta atarte las zapatillas de deporte, es un deporte de alto riesgo.

    La mujer del hermano mayor de Montse.

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  2. ¿Ordenados? No se tu, pero salvo que con la edad se nos haya vuelto maniatica, Montse no es ordenada precisamente, que he convivido con ella toda mi infancia y tenía que buscarle yo los juguetes porque ella no tenía ni idea de donde los guardaba. La verdad es que eso de vivir como chinches todos juntitos en 5 metros cuadrados no va conmigo, yo soy mucho más burguesita y me molan más los hotelitos con encanto, o con muchas estrellas casi mejor. Bienllegados a vuestra recuperada mansión sin tele, eso si.

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  3. la fotografia, la del interior claro, no da la sensación de mucho orden.
    Si de ser una motorhome muy "vivida". Por cierto si todo eso os cabe en una mini-cocina, ahor aen casa quien duerme encima del fogón?

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  4. Mamá, a ver si sigues pensando lo mismo cuando estemos fondeados en el Lean&Mean (I ó II) hinchándonos a birras y pejcaitos con todo desordenado abajo ;).

    El hijo desordenado la hermana ordenada de Montse.

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