martes, 26 de abril de 2011

MIEDO EN LA CARRETERA

Me gusta conducir. Qué eslogan más simple y más efectivo. Sin embargo hoy he pasado miedo en la carretera, mucho miedo. Después de recorrernos cerca de dos mil millas por los estados de California, Nevada, Arizona y Utah, hemos aprendido mucho del modo de vida de los americanos, que, precisamente, se pasan media vida en la carretera. Por eso los malls donde compran están en medio de las autopistas y por eso son tan aficionados a las motorhome, para recorrer el país metidos en su propia casa.
La nuestra, una RV de alquiler de Cruise America, aunque más humilde, es un buen trasto y hoy con el viento que soplaba camino de Las Vegas ha habido varios momentos en que he pensado que nos ibamos a la cuneta o volcábamos. El vendaval era impresionante. Bueno, casi todos los días y en todos los estados un poco desérticos sopla que da miedo. La imagen del cardo que cruza rodando la carretera la hemos vivido en muchas ocasiones. Nunca pensé que en esas largas rectas de Arizona, iba a tener que hacer tanto esfuerzo para sujetar el volante, pero esta vez no había quien dejase el coche en su sitio; intentaba jugar al Scalextric pisando la linea, pero debía tener mal las escobillas porque siempre me salía y lo peor ha llegado cuando hemos entrado en la autopista y me han empezado a pasar trailers a toda castaña creando un batiburrillo de vientos que si estamos vivos es gracias a unas clases de windsurf que mi amigo Alfonso me dio cuando teníamos 20 años. El límite de velocidad en las autopistas es de 70 millas pero me han pasado algunos camiones mucho más rápido y la policía, brilla por su ausencia. Yo iba sudando, Montse desencajada y los niños jugando atrás como si tal cosa.
Ya os lo comenté en su día, aquí son muy cívicos conduciendo en la ciudad y respetando stops y pasos de cebra, pero son unos auténticos cafres cuando entran en la autopista. Como además las infraestructuras están en general bastante mal, no hay casi señales, el asfalto está arrasado y hay muchísimas zonas peligrosas sin guardarail ni protección alguna, supongo que se matan como chinches; bueno, más bien me consta, porque las carreteras están llenas de tétricas cruces y flores y porque cuando entrábamos en Las Vegas estaba cortada la autopista con varios coches volcados. No me he puesto a mirar estadísticas porque hubiera terminado hablando bien de Rubalcaba y Zapatero y eso no está bien visto.

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