Hoy han llegado Martín y Diego del colegio y les he tenido que dar la mala noticia. Se ha muerto la abuela. Ha sido muy duro quedarme aquí y no poder compartir con Diego este momento tan triste. He llorado en solitario sin tener a quién abrazarme aunque me he consolado al saber que él está rodeado de todos nuestros amigos y familiares.
Los niños tienen una forma diferente de afrontar el dolor, el sufrimiento o la muerte. Lucio me ha mirado tiernamente y me ha dicho “pobrecita la abuela, ¿ahora la van a enterrar?" Y ha seguido jugando.......Martín ha llorado como una Magdalena y está muy cariñoso conmigo, hasta ha hecho los deberes sin protestar. Diego ha sido más frío y sólo he notado tristeza en su mirada. Sé que lo siente como los demás aunque por sus catorce años seguramente siente vergüenza.
Me siento muy rara y no quiero hacer lo que haría cualquier jueves. Me llevo a los chicos a cenar fuera. Por la abuela.
Durante la cena les he hablado de ella. Ha estado tantos años enferma que me da rabia que no sepan cómo era de verdad. Les he hablado de su infancia durante la guerra, de su eterno luto en su juventud durante la posguerra, de su valentía al defender sus ideas políticas aún sabiendo que eran contrarias a las de su familia. De la vocación y amor por su trabajo. De su humildad, siempre a la sombra del abuelo Lucio. De lo bien que cocinaba........y tantas otras cosas. Martín se ha acordado de una de sus mejores trastadas. Debía tener cinco años cuando una tarde decidió colarse en el estudio de Amalia coger la paleta y los pinceles y “terminarle" un cuadro. Menudo estropicio...
Pero la vida sigue y hay que alegrarse y reírse cuanto más mejor, así que les he contado también unas cuantas anécdotas divertidas sobre ella, como esta: Un domingo por la mañana oímos un gran grito que venía de la cocina. Nos asomamos a ver que pasaba y la vimos salir corriendo gritando como alma que lleva al diablo y con algo entre los brazos, abrir la puerta del jardín y tirar con rabia algo a la piscina.........era Mercromina, la gata que se acababa de dar un banquete con nuestra comida.
Nos hemos reído juntos recordándola.
Jooo, que diferentes pueden llegar a ser unos hermanos, para que luego digan que los hijos son un reflejo de los padres. Cada niño es un mundo y ademas así debe de ser.
ResponderEliminarCuñaaaa, de una manera muy especial estabas ayer en Madrid, porque todos te teniamos en nuestra cabecita y por supupuesto en nuestro corazon.
Un besazo.
La mujer del hermano mayor
Cuéntales cuando llamaba para que fuésemos a buscarla porque se había metido en la M-40 por error y no sabía dónde estaba o cuando perdía el coche en el parking como haces tú... Artistas teníais que ser.
ResponderEliminarY dales un beso enorme, bueno muchos más, porque aquí todo el mundo pregunta por vosotros y me pide que os dé un abrazo muy fuerte. Pronto esty allí.
Alucino con Martín. Pobrecito mio, lo està pasando mal. Ayer estuvo dos horas con el ordenador buscando las notas de prensa que han salido estos dias de su abuela. Se las ha leido todas, con lágrimas en los ojos.
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