sábado, 4 de diciembre de 2010

ME CASÉ CON ANA BOTELLA

Todos tenemos distintas personalidades. No somos siempre iguales, cambiamos dependiendo de la situación, de si estamos en el trabajo o en casa, cenando con los amigos o comiendo con los suegros, encorbatados en un despacho o en bolas en la ducha. Es la camaleónica capacidad del ser humano para adaptarse a su entorno. Pero hay personas que sin llegar a tener el patológico síndrome bipolar varían su estado de ánimo y su humor de un día para otro o de una hora para otra con una facilidad asombrosa. En el trabajo todos hemos sufrido situaciones así con algún jefe, compañero o cliente.
Ayer vivimos en esta casa uno de esos cuadros de doble personalidad que a punto estuvo de acabar en drama familiar. Estaba yo negociando con unas pelusas que se habían amotinado debajo de la nevera, cuando suena la puerta y oigo pasos en la escalera. "¿Quién es?" pregunté como siempre. "Soy yo, ¿quién va a ser?" contesta Montse. Pero según termina la frase aparece en la cocina una señora totalmente desconocida que se había apropiado de la voz de Montse. Pensé que era una vecina, pero no me sonaba su rostro y además estaba vestida. Ante mi cara de susto dijo "¡mira qué crimen me han hecho!" y al oirla no pude evitar dar un salto hacia atrás mientras seguía intentando adivinar quién era. Era morena, muy morena, con el pelo muy largo y suelto. Intenté buscar un parecido y me vino a la mente la imagen de Ana Botella. No puede ser, la mismísima Mrs. Bottle con la voz de mi querida mujer; entonces yo debo ser... Desesperado rompí a correr por el pasillo en busca de una ventana por la que saltar al vacío y despertarme en el aire de esa maldita pesadilla, pero mis calcetos resbalaron y choqué flácidamente contra el cristal. Volví hacia la cocina valvucenado en texano "estamos trabajando en ello..." y me senté a escuchar como Ana me contaba su versión de los hechos.
Había ido a la peluquería a teñirse las canas (a pesar de su eterna juventud, tiene alguna) y tras una larga "discussion" ("I only want the color in my roots, ¡coño la raiz!), la peluquera se empeñó ("in the whole head will be better") y le dejó todo el pelo más negro que el sobaco de un grillo (hablando de sobacos, Victoria, no busques más, me he acostumbrado al Axe y estoy muy rejuvenecido). La pobrecilla estaba agobiadísima porque además tenía una reunión en el cole. Primero se encerró en el baño un rato (así tuve un ratito para reirme yo solo en la cocina), después se puso un gorro hasta las cejas y se fue a la reunión y más tarde puso fin a su sufrimiento bajando a otra peluquería a que le arreglaran el desaguisado. Cuando volvió su cara rebosaba felicidad y la mía alivio por haber sacado de mi vida a la señora Aznar. Ya sólo estaba molesta por haber perdido todo el día en la pelu y haber chamuscado la Visa, pero yo encontré consuelo para ella: "por lo menos nos da para escribir una buena entrada". Foto no me atreví a hacer, ya era demasiado.
Lo dejo que me han dicho que estáis todos de puente. Me iré a coger el Golden Gate o el Pruden.

4 comentarios:

  1. Ya quisiera Ana Botella, no te digo... Ahora, esa foto, habría sido impagable, jajaja... ¿Y en la reunión del cole qué te dijeron, Montse?

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  2. Nada, me calé un gorro hasta las cejas y me recogi el pelo por detrás y no se me veia. Luego me fuí directamente a otra peluquería para que me lo arreglaran.como llovía a nadie le extraño que llevara el gorro.
    Mas que Ana Botella me parecía a Rosarito Flores. Jajajaj.

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  3. Diego, ¿donde está tú alma periodística?, claro que pensando que eras "Ansar" a ver quien coño hace una foto.
    Hay algunos, los menos, que no estamos de puente, aunque pensandolo bien tú a estas horas debes estar dormido y tú Montse/Ana tirandose de los pelos.

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  4. Nada Ramón aquí ni constitoción ni Inmaculada ni nada. Nos estamos acordando de todos los que tienen la suerte de disfrutar de un puente tan largo.
    Yo ya me tiré de los pelos el otro dia un buén rato, es la primera vez que me he alegrado de estar tan lejos y que no me vierais con esa pinta. Diego ha currado este fin de semana como un campeón, primero pegando moquetas en el suelo y luego de camarero una mañana entera, jajajaja. Que dura es la vida de jubilado.

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