
Mis neuronas, ni siquiera eso, creo que ya están durmiendo la siesta o simplemente la han palmado. Que no es lo mismo que empalmado. El caso es que después de todo este año, me doy cuenta de que apenas he aprendido nada. Todos los objetivos vitales que me había planteado, se han quedado en eso, en objetivos, eso sí algo desenfocados. No he cambiado el swing, claro está, porque no he jugado al golf. No he aprendido a tocar la guitarra porque mis dedos están atrofiados. No he aprendido árabe porque era una sonada gilipollez venir a Estados Unidos a aprender árabe. A la CIA no le iba a gustar. He aprendido, eso sí, algo de cocina y de otras labores del hogar. Marujo que es uno. He leído poco y he escrito bastante.
En cuanto al inglés, me voy muy contento por el aprendizaje de los niños que pasan a ser mi escudo ante cualquier mostrador, vendedor ambulante, encuestador o viejecita perdida. Antes era yo el que me ponía al frente de la familia, ahora me escondo detrás de Lucito y dejo que ellos se apañen. Yo he mejorado un poquito en comprensión y hablando, lo justo para que me hablen más rápido y no me entere de nada. Montse también aprueba el curso porque además de mejorar mucho el inglés, la hemos recuperado para las nuevas tecnologías. está hecha toda una frikie del I-Pad, ordenador y demás juguetes.
Yo, por no aprender, no he aprendido ni siquiera a atarme los cordones de los zapatos y ya voy teniendo edad ¿verdad?