Mi hermano Rodrigo tiene unos amigos que se llaman Michel y Lidia. De vez en cuando se los tomo prestados. Sobre todo cuando vienen a San Francisco. Michel viene cada año a trabajar e investigar en la Universidad de Stanford y aprovechamos para vernos. El otro día mientras alucinábamos viendo a nuestros hijos hablar inglés entre ellos, él me comentaba cómo funciona el cerebro para almacenar la información y poder aprender cosas. Resulta que el idioma materno está registrado en una parte del cerebro distinta a la del segundo idioma. Algo así como el disco duro, frente a una memoria externa. Pero cuando los chavales lo aprenden muy pronto, consiguen meterlo todo en esa memoria RAM y así es como consiguen ser bilingües y pensar en ambos idiomas. También explicaba que a partir de la adolescencia y la pubertad pasa a ser más difícil aprender, por una cuestión hormonal. Se ve que las neuronas se cansan de estudiar y deciden bajarse de fiesta a los órganos genitales.
Mis neuronas, ni siquiera eso, creo que ya están durmiendo la siesta o simplemente la han palmado. Que no es lo mismo que empalmado. El caso es que después de todo este año, me doy cuenta de que apenas he aprendido nada. Todos los objetivos vitales que me había planteado, se han quedado en eso, en objetivos, eso sí algo desenfocados. No he cambiado el swing, claro está, porque no he jugado al golf. No he aprendido a tocar la guitarra porque mis dedos están atrofiados. No he aprendido árabe porque era una sonada gilipollez venir a Estados Unidos a aprender árabe. A la CIA no le iba a gustar. He aprendido, eso sí, algo de cocina y de otras labores del hogar. Marujo que es uno. He leído poco y he escrito bastante.
En cuanto al inglés, me voy muy contento por el aprendizaje de los niños que pasan a ser mi escudo ante cualquier mostrador, vendedor ambulante, encuestador o viejecita perdida. Antes era yo el que me ponía al frente de la familia, ahora me escondo detrás de Lucito y dejo que ellos se apañen. Yo he mejorado un poquito en comprensión y hablando, lo justo para que me hablen más rápido y no me entere de nada. Montse también aprueba el curso porque además de mejorar mucho el inglés, la hemos recuperado para las nuevas tecnologías. está hecha toda una frikie del I-Pad, ordenador y demás juguetes.
Yo, por no aprender, no he aprendido ni siquiera a atarme los cordones de los zapatos y ya voy teniendo edad ¿verdad?
De lo que cuenta Michel no puedes creerte ni la mitad...
ResponderEliminarA estas horas ya estáis en Madrid, esta tarde os llamo. Besos
Leidis an jentelman juelcom tu espain.
ResponderEliminarYa estais de vuelta:
ResponderEliminar-¿Tenéis ganas de volver?
-¿Ha merecido la pena la experiencia?
-¿Qué es lo mejor del año?
-¿Y lo peor?
-¿Qué vais a echar de menos?
¿Y que os alegráis de dejar en San Francisco?
¿Volveréis?
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Cuánto?... -¿Y el blog, que vais a hacer con él?
Víbora de cuñada que tenemos... Anda que si te muerdes la lengua te envenenas, bicheja. Pasarlo bien mañana.
ResponderEliminarQue no que estamos como zombis en el aeropuerto de Filadelfia. Llegamos mañana a las ocho de la mañana.
ResponderEliminarYo siempre me creo lo que me cuenta Michel.
Ya ya, mejor ser la cuña vibora, que la cuña raja ¡¡¡ que eres una raja ¡¡¡ Te aseguro que nos lo vamos a pasar genial .....aunque os echaremos de menos raja.
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