miércoles, 11 de mayo de 2011

EAU DE PAPI

Aunque posiblemente mucho de lo aquí vivido se le olvidará, el pequeño Lucio está pasando un año maravilloso. La sensación permanente de estar de vacaciones que supone estar en otro país, los nuevos amigos, el nuevo cole, la presencia de Simón en casa, las periódicas visitas de amigos o familiares... Casi siempre tiene un aliciente para estar contento. También es cierto que él lo pone fácil. Sólo en un par de ocasiones se ha quejado de no estar en Madrid por echar de menos a alguien. Además, en el cole es algo así como una mascota, querido por todos los chavales sean del curso que sean; sus melenas, sus ojos, su aspecto de gamberro y su desgarbo se han ganado la simpatía de todo el mundo.
Pero una de las cosas que más feliz le hacen y a la que se ha acostumbrado es a tener a sus padres siempre cerca. Con su madre pasa horas en el parque y con su padre... Menuda papitis tiene el menda. Esta semana, debido a la invasión de los suegros, se ha mudado a nuestra habitación para dormir y ha exigido que su cama tenía que estar al lado de su padre porque "por la noche quiero oler a Papi". A mí me horrorizó el comentario porque por la noche, la ducha matutina queda lejos, el Williams se ha evaporado y las glándulas de todo el cuerpo empiezan a emitir extraños "aromas" para marcar su territorio. Quizás no sea el mejor momento para que el renacuajo me huela, pero bueno.
Montse, sorprendida, le preguntó: "¿A qué huele Papi?" y él contestó "A alcohol...", lo cual ya me hundió en la miseria, pensando que mi grado de dependencia del vinito vespertino había superado los límites de la convivencia familiar y que hasta mis hijos se avergonzaban del alcoholismo de su padre. Vamos, que por un momento me vi paseando por la calle Market empujando un carrito con todas mis pertenencias y mendigando un dólar para poder comprar un tetra-brik de "Mr Simon" o "Gredo's Castle". Suspiré cuando, tras una pausa, terminó la frase: "... Sí al alcohol del spray ese que se echa por las mañanas, que me gusta mucho". Acto seguido olió o más bien esnifó el buff que me pongo en el cuello para dormir y extasiado dijo "Aaaah, huele a Papi".
Nunca había tenido conciencia de tener un olor particular, aunque hay muchas personas que tienen el suyo propio. Tengo amigos y familiares de quienes podría distinguir su olor, que entras a su casa y sales impregnado de su característico aroma, ni bueno ni malo, simplemente personal. De cualquier modo, ya os dije un día que para mi el olfato es el más prescindible de los sentidos, sobre todo cuando vives en una casa con cuatro niños jugando al Safety. Pero que queréis que os diga, cuando el peque dice algo así, al papa se le hace el culo Pepsi-Cola. Estoy viendo la forma de exprimirme el sobaquillo y vender el "Eau de Papi"... Ya os mandaré unas muestras.

3 comentarios:

  1. Y podrias hacer como los del zumo de naranja,que puedes elegir,con pulpa o sin pulpa, salvo que en tu caso seria, con pelos o sin pelos.
    Aunque hazlo pronto, porque ya a tu edad vas a empezar a tener ese olor tipico a Alcanfor.

    Besos a los Suegrastros.


    La mujer del hermano mayor

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  2. Jo tio cuando te pones tierno no hay quien te aguante. ¿A qué huelen las nubes? Pareces un anuncio de compresas. El niño tiene papitis, y tu te estás haciendo mayor... Pobre Montse lo que tiene que soportar, animo hermana, y esta noche contrataca con algún olor tuyo para contrarrestar, jejejeje. Por cierto besitos a los güelos y asociados, ¿a que huelen?...

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  3. Ya he visto que estais en Alamo Square, lo del surf en Pacífica creo que lo quitamos así que ya falta la pizza en Delfino y poco más...(no se cómo poner el enlace a la entrada sobre guías turísticos)

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