viernes, 6 de mayo de 2011

BATALLITAS O LITTLE BATTLES

Yo no tengo abuela. Nunca la tuve, ni abuela, ni abuelo; los dos más longevos murieron cuando yo tenía un año y ya sabéis que tengo mala memoria y no me acuerdo de nada. Me parece que yo soy el que está en el cesto en esta que es una de las últimas fotos de mi abuela materna. Los otros dos, apenas mis padres convivieron con ellos unos años de su infancia. Ahora tampoco tengo padres, pero hoy he venido a hablar de los abuelos, ¿vale? El padre de Nora, nuestra gran amiga sanfranciscana, tiene más de 80 años, como cualquier abuelo que se precie. Y es un tipo entrañable. Ayer cenamos con ellos y disfrutamos y aprendimos como hacía tiempo que no lo hacíamos charlando de la vida y obra de Mr. Dwyer. Realmente estuvimos hablando de España y de América, de política y de historia, pero siempre con la sabia interpretación de una persona que ha vivido muchos más años que nosotros y por tanto tiene mucha más experiencia y más autoridad para opinar.
De hecho esto es lo que más me gusta de nuestros amigos saharauis y de otros tantos pueblos africanos de esos que llamamos subdesarrollados. El respeto a la edad, a sus mayores, a la experiencia, a la maestría. Es parte del saber escuchar que un día os comenté. A los viejos no les escuchamos porque hablan despacio y repiten las cosas varias veces y nosotros tenemos prisa porque hay que ir rápido a comprar leche, a recoger a la niña y volver a tiempo para ver la serie en la tele o el partido de fútbol. Por eso les aparcamos y cuando hablan les ridiculizamos: "ya está el abuelo con sus batallitas".
Yo, como ya veo que está más cerca mi vejez que mi infancia, empiezo a defender mi terreno. Ayer, el señor Martin, como nuestro hijo, pero con distinta pronunciación, nos dio toda una lección de sabiduría, historia y sensatez. Simplemente hablando de su vida, de sus orígenes en Irlanda, de su vida en Sacramento, de su participación en la Segunda Guerra Mundial, en Myanmar, escondido en la maleza esperando el momento en que los japoneses cayeran del cielo. Y de la guerra civil, la suya, que empezó porque los estados del norte querían abolir la esclavitud y los estados del sur se negaban. Lo curioso es que muchos esclavos lucharon en la guerra, los del norte por defender su libertad y los del sur porque les obligaban sus amos. En eso aparece Nora e interrumpe, me hace una mueca dando a entender que el abuelo se está enrollando con sus "little Battles" y nos sirve más vino.
Cruzamos el charco, nos vamos a España, me da una lección de los moriscos, de Cristóbal Colón y me pregunta por el Rey: "This man, Johan Carlos, is he a decorative King?"... Estuve a punto de contestar lo que decía Felipe González de los expresidentes: "Son como jarrones chinos, nadie quiere que se rompan pero nadie sabe dónde ponerlos..."

1 comentario:

  1. Pues me alegro de que te gusten las batallitas, los abuelos, y las historias contadas despacito. A disfrutar de los suegros que ya llegan... jejeje.

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