Recuerdo a mis hermanos cuando tenía entre seis y doce años. Tampoco paraban de pelearse por lo que sea. Recuerdo como empezaban siempre discutiendo por algún juego y en unos minutos la bronca iba ganando intensidad y volumen y casi siempre terminaban sacudiéndose. Creo sinceramente que necesitan pelearse. Debe ser algo que va con la edad. Se desahogan con el que tienen más a mano unas veces y otras sospecho que lo hacen para llamar nuestra atención. Prueba de ello es que ahora que se quedan solos cuando nosotros salimos, apenas discuten. Así que muchos días me hago la loca y cuando empieza la función les digo con mucha calma; chicos mamá tiene que trabajar un rato así que si os vais a pelear que sea en voz baja y si os pegáis no vale gritar. Y me encierro en mi habitación y me abstraigo del resto del mundo. Los niños cuando nacen, además del cordón umbilical deberían traer unos tapones de oídos especiales para los padres, para poder dejar de oírles en cualquier momento.
10.250 Kilómetros. Es la distancia que separa San Francisco de Madrid. Nueve horas de diferencia. Larga distancia en el espacio y en el tiempo. Estas notas recogen las vivencias y anécdotas de una familia que vivió en California durante un año y volvió para contarlo.
domingo, 6 de marzo de 2011
POR QUÉ DISCUTIR, SI LO PUEDES ARREGLAR A TORTAS
Recuerdo a mis hermanos cuando tenía entre seis y doce años. Tampoco paraban de pelearse por lo que sea. Recuerdo como empezaban siempre discutiendo por algún juego y en unos minutos la bronca iba ganando intensidad y volumen y casi siempre terminaban sacudiéndose. Creo sinceramente que necesitan pelearse. Debe ser algo que va con la edad. Se desahogan con el que tienen más a mano unas veces y otras sospecho que lo hacen para llamar nuestra atención. Prueba de ello es que ahora que se quedan solos cuando nosotros salimos, apenas discuten. Así que muchos días me hago la loca y cuando empieza la función les digo con mucha calma; chicos mamá tiene que trabajar un rato así que si os vais a pelear que sea en voz baja y si os pegáis no vale gritar. Y me encierro en mi habitación y me abstraigo del resto del mundo. Los niños cuando nacen, además del cordón umbilical deberían traer unos tapones de oídos especiales para los padres, para poder dejar de oírles en cualquier momento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los míos hacían lo mismo,como es lógico,debe venir con los genes masculinos, o al menos yo no recuerdo que nosotras nos cascáramos de esa manera, y ya harta opté por encerrarles en le garaje y no dejarles salir hasta que se hartaron de pegarse, por supuesto acabé con el problema. El motivo final de pegarse era únicamente verme histérica a mi, y al estar encerrados ya no tenía gracia, así que dejaron de hacerlo. En cualquier caso, con la edad se pasa, ya ves a estos ahora, ya sólo discuten por cuestiones marujiles de limpieza e higiene del hogar, jajajaja
ResponderEliminarBueno, yo si recuerdo haberme pegado con vosotras alguna vez. Pero tengo unas amigas que sabiendo que su madre les castigaba si se pegaban, se encerraban en una habitación las tres y se tiraban de los pelos.........en silencio.
ResponderEliminarJajaja, que brutas!
Cuñaaaaas, vuestras sobrinas tambien se cascan, pero como digo yo, sin hacer ruido. Se tiran pataditas por debajo de la mesa, se ponen zancadillas con un posterior ""upppssss no sabia que ibas a pasar"""............ Puffffff, a mi es un tema que me agota bastante.
ResponderEliminarMati ¿¿ que años tenian cuando les encerraste??
la mujer del hermano mayor.
Da igual Marta, tu enciérralas ya y eso que ganas........
ResponderEliminar