En San Francisco hay muchas jugueterías, doy fe. Lucio tiene instalado en su retina un detector que nunca le falla. Ayer, paseando por Noe Valley, un barrio muy agradable entre Castro y Mission, el canijo nos obligó a entrar en tres. Eso sí, tras previa negociación: "Lucio, entramos a mirar y elegir juguetes para tu cumple, pero no compramos nada, ¿vale?"
-"¡Vaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaale!"
Claro que luego empieza a subirle la adrenalina, el nervio desatado y la risa fácil y corre de un lado al otro de la tienda diciendo eso de "...Y esto.....Y esto... Y esto... Y esto".
-"Sí hombre, tú lo quieres todo ¿no?"
-"No papi, todo no, casi todo."
Le entiendo, porque a mí me pasa igual. Me encantan las jugueterías, me compraría casi todo. Vuelvo a ser un niño. De pequeño me gustaban, claro, como a todos, pero después me entró pasión por otras cosas y me pasaba la vida en tiendas de motos, de fotografía, sex shops... Qué os voy a contar que no sepáis. Pero lo que realmente me apasionaba eran los kioskos, soñaba con ser kioskero. Me hubiera comprado revistas a millones si en aquella época hubiera tenido pasta. Pongo a millones porque a miles sí que lo hice.
Luego perdí un poco esa pasión y empecé a enloquecer con las papelerías, con cuadernos de hojas de colores, bolígrafos de muchos tipos, gomas, celo, sacapuntas, clips y todo tipo de accesorios. Era un peligro, cada vez que entraba en una me llevaba media tienda y siempre soñaba con poder tener un cheque en blanco para llevarme media tienda.
Ahora, con la edad, he recuperado por suerte la afición a las jugueterías, empujado por Martín y Lucio, evidentemente, pero también a las librerías, y reconozco que en cuanto entro en una me convierto en comprador compulsivo; siempre compro algo y así tengo un montonazo de libros sin leer. Pero mi auténtica debilidad, poco conocida, son los mapas. Pocas cosas me gustan más que un Mapamundi, tan bonito, tan real, con tanto por aprender y descubrir cuando lo miras. Siempre tengo alguna bola del mundo cerca y siempre que veo alguna en una casa o en una tienda, me quedo mirando y si puedo la fotografío. Creo que en general sabemos muy poco de geografía y nos vendría a todos muy bien sabernos un poco mejor el globo terraqueo. Yo podría sustituir el televisor o la chimenea de una casa por un Mapamundi, tiene el mismo poder himnotizador.
Sí, deberíamos reciclarnos todos en geografía (y en historia, literatura, ciencias...) porque aprendemos o recordamos donde están los países cuando hay una guerra o una catástrofe...
ResponderEliminarVamos, como siempre dando la nota. Osea que tu eras uno de esos jodios niños que fastidiaban todas los estudios.
ResponderEliminar""Se le ha preguntado a 100 niños sobre ¿¿que te gustaria ser de mayor?? y el resultado ha sido:
70% Jugador del Real Madrid
10% Bomberos
10% Policia ( con pipa por supuesto)
9% Arquitectos
1% Otras profesiones ( ¿¿¿KIOSQUERO??? )
La mujer del hermano mayor de Montse.
KIoskero, del Espanyol, Lluis LLac......siempre fué muy exótico.
ResponderEliminarLo de los mapas lo comparto totalmente, me encantan....para mirarlos porque dado mi gran sentido de la orientación, reconozco que aunque lo lleve en la mano siempre me pierdo.
los atlas.....que maravilla.lo único que no me gusta es que se que ni en dos vidas tendría tiempo suficiente para ir a todos los sitios que me gustaría conocer.
Y os habéis parado a mirar los mapa mundis antiguos? esos si que molan con los nombres en latín y sin la mitad de los países y continentes,con dragones pintados en mitad del océano y otra serie de ilustraciones la mar de enigmáticas.
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