viernes, 18 de marzo de 2011

¿BORDE YO?

Los bordes somos tímidos o los tímidos somos bordes. Yo soy tímido. Mi madre siempre cuenta que de pequeño me metía debajo de la mesa camilla para recitar las poesías del cole. Desde entonces, como mis hermanos, siempre me ha costado relacionarme. No soy tímido enfermizo, pero me pongo colorado y lo paso mal en más de una situación totalmente anodina. Cuando me encuentro una tía segunda que me saluda y me pregunta su nombre; cuando veo a algún conocido, no muy amigo, que no veo hace tiempo y tengo el compromiso de hablar con él; cuando subo al ascensor y me hablan del weather; cuando el camarero me mira cómo pruebo el vino; cuando el mago pide un voluntario a mitad de actuación; cuando acompaño a alguien que habla a gritos, cuando me saluda alguien y no tengo ni idea de quién es; cuando mi acompañante se queja de la comida en un restaurante...
Con el paso del tiempo y gracias a mi trabajo, he terminado superando muchas de estas situaciones. Ya no me importa hablar en público y siempre que puedo hago un esfuerzo para desfrunzir el ceño y sonreír a la gente. Es que ya me han dicho más de una vez que de primeras soy un borde o que a veces soy un mal educado que ni siquiera saluda. Os prometo que es por timidez, por no molestar, por pasar desapercibido... De verdad, que yo me conozco muy bien y soy un tío de puta madre, muy majete y simpaticón, aunque a veces no lo parezca. Además, para eso tengo a Montse que ejerce de relaciones públicas y se pone a charlar con la taquillera del cine o el policía de la grúa con absoluta soltura y desparpajo. Y en el trabajo, mi socio Fernando siempre ha llevado la voz cantante en cuestiones protocolarias.
Todo esto lo cuento porque me he percatado de que mi mayor problema para hablar con los americanos no es el idioma, sino mi bordería o timidez. Yo voy al parque y me siento incapaz de contarle mi vida a la madre de un amiguito de Lucio. Y cuando voy a los partidos de baloncesto, apenas puedo pasar del ¡Nice shot!  Como consecuencia, Montse está mejorando mucho más su conversación y yo me limito a jugar en inglés con Lucito, así que nadie me gana pronunciando "Spiderman".

6 comentarios:

  1. Como dice el refrán: "el que tiene vergüenza, ni come ni almuerza", Aplícate el cuento o puedes morir de inanición. Cojonuda la iniciativa de Martín, como siempre creativo y especial. Un honk para él.

    ResponderEliminar
  2. Vamos, que yo soy ""la mujer de tu cuñao"" porque eres timido ¿¿no??.........jajajajajjaajaajajaaa, me descojono toa.


    La mujer del hermano mayor.

    ResponderEliminar
  3. No se si te sirve de consuelo, pero de mi siempre dicen que soy un perfecto relaciones públicas, para acto seguido asegurar ... pero eres un borde.
    La que más lo lo dice, encantadora ella, es Bea, vamos, mi mujer.
    Y ya puestos a ser bordes, mi abuela -que era una capulla encantadora- decía: "hasta los 18 se es tímido, a partir de esa edad, se es mal educado".
    Pero te prometo que te sigo queriendo mucho, aunque sea un borde.
    Os echo de menooooooooooooossssssssssssss

    ResponderEliminar
  4. Es curioso, es verdad que yo soy mas habladora que Diego pero tengo la sensación de ser mucho mas borde que él. Ramón tu no eres borde, tu eres muy sincero en general y sueltas lo que piensas sin miedo, cosa que no gusta a todo el mundo. Además eres de las personas mas educadas que conozco y .......también te echamos mucho de menos.

    ResponderEliminar
  5. Hola,
    Soy una desconocida que ha llegado hasta aquí de casualidad por su obsesión con San Francisco. ¡Me ha encantado el blog!
    Me he sentido muy identificada con este post, sobre todo, cuando has descrito las situaciones que te dan vergüenza. Cuando lo cuento, nadie me entiende... Por suerte, a mí se me nota que soy tímida y no suelen achacarlo a bordería. Lo peor es cuando alguien dice: " ¿Por qué te pones roja?"

    Por cierto, la iniciativa de Martín en favor de Japón me ha emocionado hasta la lágrima. Cuando sea "mayor", quiero tener un hijo como él.

    ResponderEliminar
  6. Hola desconocida, soy la madre de Martín y parte escribiente de este blog. Gracias por tus palabras, mola tener una admiradora desconocida. Nos anima a seguir escribiendo sobre nuestra vida en SF, una ciudad increible.

    ResponderEliminar