Hoy hemos estado recorriendo el valle de Napa. El campo está precioso. Hemos entrado en varias bodegas antiguas muy bonitas que los primeros inmigrantes italianos fundaron aquí hace ya más de cien años y explicado a los niños el proceso de la producción del vino desde la cosecha hasta que la botella llega a la tienda. Les ha gustado, sobre todo a Martín y Lucio. Simón y Diego a veces ponen esa cara de que huele mal que se les pone a los adolescentes.
A una de ella no hemos entrado, era en un castillo más pequeño, más feo y mucho más moderno que el de Sigüenza y nos pedían unos 80 dólares por entrar... Allí se han quedado con su birria de castillo. La última de ellas aunque muy turística, muy interesante. Llegas a ella en un pequeño telecabina que te sube del valle a lo alto de un monte.
Pasas por encima de las copas de los robles y ves el suelo que está muy verde. Es una bodega moderna Sterling, una de las más fuertes de la zona. La visita incluía la subida, un recorrido por todas las instalaciones de la bodega con paradas para degustar cinco vinos . Al llegar al final, catamos el último vino y, ¿como no? la tienda de regalitos y recuerdos de turno, además de los propios vinos.
Mientras estamos en esta última sala Dieguillo me pregunta cómo se cata un vino. Yo le explico lo poco que sé. Se lo doy para que lo mueva en la copa, vea su color y meta la nariz para ver su aroma. Le digo también si quiere mojarse los labios para tener una ligera idea de a qué sabe.
Inmediatamente viene una señora y me regaña: ¿No le estará dando de beber vino al niño? Pues no, sólo lo ha olido y se ha humedecido los labios, pero no lo ha tragado. ¡Y SOY SU MADRE! Le digo muy seria. No quiero problemas, dice. Not me, le contesto, más seria todavía mientras le aguanto la mirada. No debía estar muy acostumbrada a que le contesten porque ha desaparecido con la cara desencajada y el rabo entre las piernas.
A la salida nos han dado un cuestionario sobre lo que nos ha gustado y lo que no de la visita. Diego muy aplicado lo rellena y yo le escribo una carta de despedida a mi amiga de la tasting room, que dice:
Señores de la bodega, sepan que tienen trabajando en la sala de catas a una mujer estúpida que me ha regañado. Mi hijo de 14 años estaba oliendo el vino, se ha mojado los labios con él, mientras yo trataba de enseñarle como sentir el sabor del vino. Vengo de España, uno de los mejores productores de vino del mundo donde además sabemos fiarnos de la gente.
Muchas gracias.
JAJAJAJJAAJAJAAAA ¡¡¡¡¡¡ Lo mejor de la silla, no es que tambien me colgarian los pies, si no, que me entraria el culo sin problema de rozaduras en las caderas......ya os dije que soy 100% Made in Spain usease "" de carita fina y culito gordo"".
ResponderEliminarPorque a la altura media de la mujer española, no llego ni de coña, aunque no pierdo la fe de algun dia dar el estiron y me tomo las botella de Calcio 20 de las niñas ( que las pobres salen a madre) a tragos.
La mujer del hermano mayor.
P.A. Del barco de Chanquete no nos moveran.
Muy bien Montse, haciendo amigas, jajaja...
ResponderEliminarBien hecho hermanita, menudos descerebrados los yanquis cuando se ponen a ser más puritanos que nadie. Marta, no seas llorica con tu culito gordo y tu escasa estatura, que no es para tanto, de todas formas consuélate, María es mucho más fea que yo...
ResponderEliminarMatilde y no olvides de Silvi ¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarBien dicho Montse, cuando queráis visitáis la mía que es muy parecida a esas que describes, vamos que hay vino, en lo demás no se parece en nada.
ResponderEliminarYo por lo menos no te echaré en cara que los niños huelan los vinos.
Ellos si que saben como educar, sobre todo en el tema de las armas.