Me acuerdo muy bien de la conversación, y eso que han pasado casi 15 años. Yo era bastante agnóstico en cuestiones de fortuna y Alberto parecía bastante creyente. Al final, después de un largo diálogo llegamos al consenso a altas horas de la madrugada, ya a punto de tomar el desvío a El Escorial: En el momento crucial de la vida, el nacimiento, estás entregado a la suerte. Ninguno de nosotros estaría leyendo esto ahora mismo si hubiéramos nacido en un poblado del sur de Sudán, ni tendríamos la calidad de vida que tenemos si nos hubieran parido en Liberia, ni disfrutaríamos de este status social si viniéramos de Sri Lanka.
Él me reconocía mis esfuerzos y mis éxitos pero facilitados por la fortuna de haber nacido en el país, ciudad y familia en los que había nacido. No le faltaba ni un milímetro de razón. Del mismo modo, también reconocía que él había tenido suerte por caer en esa estupenda familia que tanto le había arropado y cuidado para que triunfase en su deporte preferido.
Después he estado muchos años sin verle, años en los que ni tuvo suerte ni supo buscarla. Ahora todos quisiéramos rebobinar para evitar este nefasto final. Es inútil, la suerte esta vez nos ha dado la espalda, esperemos que les sonría en el futuro a sus padres, sus hermanos, Sara y los niños. A los demás, creáis en ella o no... ¡Mucha suerte!
Ayer no me copió un comentario que quise hacerte aquí...
ResponderEliminar"La suerte es eso que te hace falta cuando has dado el cien por cien". No conozco al autor de la frase pero bien podría ser un deportista.
Picasso decía: ojalá la inspiración me pille trabajando. También podría valer para la suerte.
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