sábado, 12 de febrero de 2011

LUCIO

Las primeras veces que hablé con él me temblaban las piernas, no por ser el padre de Diego sino por ser quién era.
A los pocos meses de empezar Bellas Artes me pidió que le enseñara algún trabajo de la facultad para ver si me podía ayudar en algo.
Siempre he estado infinitamente agradecida a su generosidad, ¿qué necesidad tenía él de ayudar a una novieta con la que aparece su hijo?, ninguna y aún así hasta me ofreció utilizar un antiguo taller de grabado que no se usaba para que montara mi estudio.
Así que allí estaba yo, todos mis amigos pasándolas putas para poder pagar un estudio compartido, y yo con estudio y profesor de lujo, todo gratis.
Con los años descubrí una de las mejores cualidades que tenía, su gran talento para enseñar, para lo demás ya las conocíamos todos. Siempre que podía se ofrecía a dar talleres de pintura para jóvenes y era muy habitual que participara de jurado en concursos.
Nunca tuvo tiempo ni quiso sacrificarlo en dar clases en serio, pero le gustaba y habría sido un gran profesor. Sobre mi cayó del cielo la suerte de que él disfrutara enseñando. Recuerdo que pensaba.....no me lo puedo creer, yo he nacido con estrella para que me haya tocado algo así.
Me puso el primer bodegón insistiéndome en que quería ver hasta donde podía llegar con la técnica. Cuanto más sepas mejor, me decía, porque lo que no sabes nunca lo podrás utilizar. Después de unas semanas trabajando en él, lo di por terminado y le avisé para que viniera a verlo. Entonces no es que me temblaran las piernas, es que estuve varios días nerviosísima pensando lo que me podía decir. Recuerdo a Amalia diciéndome, no te creas todo lo que dice, que es muy exigente y te va a decir muchas cosas malas. Y lo hizo y se lo agradezco muchísimo, eso sí, al final de las críticas siempre había algún comentario positivo.
Sin embargo ahora sé que lo más importante que me enseñó no fue sobre pintura. Poco a poco yo iba mejorando y cada vez necesitaba menos consejos prácticos sobre lo que estaba haciendo. Pero las visitas del profesor siguieron, cada vez hablábamos menos de pintura y más de cualquier otra cosa. Y empezó a prestarme discos y libros y a insistirme en que cultivara mi interior. Todo eso saldrá en algún momento, no tengas duda, me decía.
Siento no poder acudir a su actual exposición en Marlborough, pero alguno me la contaréis.

3 comentarios:

  1. Jolín Mon, me has emocionado y removido cosas, que bueno cuando en tu camino se cruza gente que saca lo mejor de uno.

    ResponderEliminar
  2. Justo lo que necesitaba oir,gracias amiga

    ResponderEliminar