domingo, 6 de febrero de 2011

DE PASEO

No sé por qué pero una de las cosas que más echo de menos es Santamera. Puede que sea porque me encanta su paisaje, tenemos buenos amigos y los niños disfrutan de lo lindo. Antes de llegar a Sigüenza mi cabeza se desconecta de todo y no piensa más que en "nada" o casi nada. Sobre la marcha vamos a casa de algún amigo a tomar un vino, por el camino charlamos con los lugareños ; que si Manolo ya ha cavado su huerto, José va a plantar los ajos la semana que viene, Nati pasa con la bomba para sacar agua del pozo, menuda helada cayó la semana ........
Una de las primeras cosas que hago cuando llego es recorrer todo el pueblo. Me gusta comprobar que cada árbol y cada casa están en su sitio. Veo si el color de la hierba está más o menos verde que la última semana, si se le han empezado a caer las hojas a los árboles, si hay algún síntoma de helada nocturna......Siempre voy a ver el nivel de agua que lleva el río. Como es pequeño el caudal es muy variable, algunas semanas llega casi a doblarlo si ha llovido mucho, o está marrón chocolate si hubo tormenta o está tranquilo, oscuro y lleno de hojas flotando en la superficie si el tiempo ha sido bueno.
Con el vino comentamos con los amigos como ha ido la semana, la última receta de Arguiñano, los exámenes de los niños, cualquier cosa. Algunas veces, también sobre la marcha decidimos preparar una buena cena entre todos y seguir la conversación. Pocas cosas hay mejores que una larga sobremesa con los amigos.
Mientras tanto los niños andan por ahí con las bicicletas, subiéndose a los árboles o jugando a polis y cacos por todo el pueblo. A veces les da pereza ir al pueblo, pero en cuanto llegan se apuntan a cualquier plan con los amigos y lo pasan muy bien. No me canso de decirles la suerte que tienen de tener un sitio donde pueden salir solos a la calle, libres, sin coches, sin hora fija para comer, ni para levantarse.....
También doy largos paseos por el monte, lo que más me gusta.
Aquí he cambiado el paisaje de la sierra de Guadalajara por otro bien distinto. Salgo a caminar con mi amiga Nora por el Presidio Park, que es como la casa de campo pero a lo bestia, siempre terminamos en una playa preciosa junto al Golden Gate.
Tampoco está mal ¿no?

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