viernes, 15 de octubre de 2010

MORGAINE Y DAISY

Hola, sí, soy yo, la Monse. Ya me estabais echando de menos eh? Es que he estado ocupada, haciendo "public relations", en el parque.
Hoy quiero contaros una historia triste, que me ocurrió el otro día, pero con final feliz.
Estaba yo en el famoso parque, Alta Plaza Park, (prometo publicar alguna foto para que lo veáis), paseando, mientras Lucio estaba jugando con sus amigos. Estos días está haciendo calor así que en vez de estar en la zona de columpios, que está al sol, nos vamos a otra zona del parque, donde hay árboles y césped y se está más fresquito. Después de estar un rato viendo a Lucio y sus amigos como trepan por los árboles, decido sentarme en un banco, a leer un rato, cuando veo una placa en el respaldo. Empiezo a leer y se me encoge el corazón, cuando veo que pone el nombre de dos niñitas, con su fecha de nacimiento y de muerte, una de doce años y otra de trece, a las que les gustaba mucho jugar, cada tarde, en Alta Plaza.
¡Qué espanto!, a quién ha podido pasarle algo tan horrible.
Vuelvo a leer y veo una línea más, a la que no había prestado atención, turbada por la tristeza, y leo que son dos perritas que solían pasear por el parque.
Con perdón, pero ¡no me jodas!. ¡Qué susto! Lo siento por ellas, pero me alegra mucho que no fueran dos niñas.
Aquí es muy habitual que la gente apadrine las cosas más insospechadas, autopistas, aceras, bancos, escaleras, de todo. En las carreteras hay señales de "Adopt a highway" y en una playa vimos un banco con un letrero que decía "Mrs. Smith. She loved the ocean".
Osea, que o se le muere el perro a un vecino, o no te sientas en el parque. O el viudo de Mrs Smith, decide dedicarle un banco a su difunta esposa, o no te sientas a ver la puesta del sol.
Lo más parecido que conozco es algo que Diego me contó de la mili. Si un soldado se caía por la escalera, la arrestaban y no se podía usar en un tiempo.
Y mientras tanto, cuando vas a sacar una entrada para la ópera, el que está haciendo cola, en la taquilla, detrás tuyo, te tiene que sujetar, para que no te caigas, al oír el precio de la entrada. Nada está subvencionado, y cuando pagas tu entrada, a un precio estratosférico, encima tienen el morro de pedirte la voluntad, para sufragar la cultura. ¡Qué desfachatez, qué incultura!
¡Vivan los servicios sociales!

2 comentarios:

  1. Si quieres seguir "flipando" no dejéis de ir al cementerio de mascotas, hay algún epitafio que no tiene desperdicio.
    Besos

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  2. Eso les pasa por tomar huesos sin antibióticos (digo a las perritas)...

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