jueves, 7 de octubre de 2010

EL MUNDO A UN METRO DEL SUELO

El mundo no se percibe igual desde la perspectiva de un adulto que desde la de un niño, está claro, pero a mí me hace mucha gracia analizar esta percepción tan particular que tienen los niños del mundo que les rodéa, y que los adultos nos perdemos, a fuerza de simplificar y de correr de un lado a otro, sin tiempo para, simplemente, fijarnos en las cosas.
Una de las cosas que más me preocupaba cuando decidimos poner en marcha esta aventura, es que los niños lo pasaran mal, que no se adaptaran bién. Ya os hemos comentado que todo ha ido muy bién y están realmente contentos. Pero a mí no deja de llamarme muchísimo la atención el hecho de que Lucio (4 años) no haya preguntado, todavía, ni una sola vez por qué hemos venido aquí, cuánto tiempo vamos a estar, cuándo vamos a volver, por qué no vamos a Santamera los fines de semana......... Se pensará que la vida es así, que unas veces vives en un sitio y otras en otro, y en cada uno hablan distinto, claro. Como hace dos veranos estuvimos aquí en una casa que intercambiamos, durante cinco semanas, creerá que la vida es así.
El otro "descubrimiento" es de Martín (10 años) , que no sé si sabéis, es un niño bastante peculiar, con un mundo propio enorme, muy creativo y especial. Es de esos niños con una curiosidad tremenda hacia todo, no para de preguntar, preguntar y preguntar, a veces hasta agotarnos, y el que se piense que los adultos siempre tenemos respuesta a todo, lo lleva claro. Para nada. Una vez oí a un psicólogo decir que estos niños son muy inteligentes, pero los mayores y en concreto, los profesores, les llaman "niños incordio" porque su cabeza no para y dan mucho trabajo. A mi no me incordia nada, sólo hay que tener más paciencia, y me encanta que me cuente sus ocurrencias peregrinas. Me divierto mucho con él.
Su último descubrimiento es el siguiente:
¿Mamá, te has fijado en esas manchas que hay en el suelo, por la calle?
Pués ni en un millón de años, se me habría ocurrido. Resulta que en las calles de las zonas transitadas de las ciudades, hay siempre cientos de manchas por el suelo. Son redondeadas, de color oscuro, del tamaño de una moneda de dos euros, más o menos y están pegadas al suelo de las aceras.
¿Sabes qué es eso mamáaaaa? No Martín , ni idéa, cómo voy a saberlo.
Son chicles, miles de chicles que han tirado miles de personas y que pasan miles de años hasta que desaparecen.
¿Te das cuenta, mamá ? Es que no te fijas por dónde pisas.
Y efectivamente, las hay, por todas partes, y doy fé de que son chicles; fijaos vosotros también por allí. Desde hoy voy por la calle mirando al suelo, a ver si descubro algo nuevo.

1 comentario:

  1. Joder, con perdón, con la preguntita, si a medida que crece las preguntas van siendo cada vez mas complejas y partiendo de esta base lo llevas claro, o te vuelves loca o le respondes lo que sea, que es algo que a mi me dijeron una vez, a los niños lo importante es no dejarles sin respuesta y si no sabes porque las jirafas tiene el cuello tan grande, pues le dices que para fardar de corbata y listo, jajajaja

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