miércoles, 13 de julio de 2011

EL LABERINTO EN MI CABEZA

Mi principal hobby o vicio es comprar discos. Desde que en 1977, con 14 años, compré el primer álbum de los Clash, no he parado. Aun ahora, soy de los pocos que se niega a bajar las canciones de internet y pago mis discos religiosamente. Y mira que yo hago muy pocas cosas religiosamente. Pero esta sí. Si me gusta un grupo o un cantante, lo mínimo que puedo hacer por él es pagar mi disco, incluidos todos los gastos de discográfica, SGAE y demás trinques y además me gusta tenerlo físicamente, leer las letras y ver las fotos. Ya sé que soy raro.
En San Francisco apenas compré tres o cuatro cosas en Amoeba y Rasputin por aquello de poder presumir de haberlo hecho. Así que cuando llegué a Madrid tuve que ir corriendo a saciar mi síndrome de abstinencia en el mostrador de los grupos españoles independientes de L'Fnac. Un año da para muchos lanzamiento: La Habitación Roja, Vetusta Morla, Sr Chinarro, Lori Meyers, Refree, Second... Y hasta me atrevo con el último de Extremoduro. Me gusta, está muy bien y creo que han vendido un montón. Lo escucho en el coche y me emociono con su romanticismo: "Van tan deprisa nuestras almas que se arrollan; que se encuentran cuando nuestros cuerpos follan y follan". Tendré que tener cuidado de que no lo oigan Lucito y Martín porque sino ya tenemos estribillo para todo el verano.
Me adentro en el complejo y arisco mundo del atasco de las seis en la M-40. Sigue la canción y pasa a hablar del "laberinto que hay en mi cabeza" y entonces creo que es autobiográfica, vamos que me la dedican.  Intento encontrar una salida. No lo consigo, ni del atasco ni del laberinto. Llevo un año sin agenda y estoy perdido. Sin agenda es sin librito con el calendario y sin importantes citas con que rellenarla. Sin continente y sin contenido. En casa no encuentro mi sitio, quizás porque todavía hay demasiados trastos de la mudanza por medio; en la oficina, mi despacho sigue allí pero se ha acostumbrado a estar sin mí y noto que le estorbo. Mis compañeros tratan de ponerme al día pero son respetuosos y no me atosigan. Se han debido dar cuenta de que ya estoy mayor y que podría ser peligroso un exceso de estrés repentino. Se lo agradezco. Aterrizo con calma pero noto que todavía hay una parte de mí que está paseando por Crissy Fields, subido al tranvía de Powell, asomándome a Lombard desde Hyde, en la catedral dando vueltas al laberinto... ¡No! Otra vez el laberinto, quiero salir, escapar de él... Necesito unas vacaciones.

4 comentarios:

  1. No sabes como te entiendo.......

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  2. No te preocupes cuñaoooo, que escuchando ese tipo de musica, lo de menos es si encuentras el final del laberinto.

    Ehhhh???? 2011-1977+14 puffffff mejor lo dejo para septiembre.

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  3. Que necesitas unas vacaciones? Serás jeta, será que te han sobrado vacaciones y ahora es duro volver al curro. El estrés del ocio, como el que tienen los de la tercera edad, eso el lo que tenéis.

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  4. Es verdad Matilde somos unos jetas pero de verdad que seguimos muy descolocados.

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