domingo, 3 de julio de 2011

LA CASA LLENA

Hemos llegado al aeropuerto de Madrid agotados, borrachos de sueño y con el descontrol del jet lag, pero muy contentos. Ha sido muy emocionante encontrarnos allí a algunos amigos y fundirnos con ellos en un gran abrazo. También estaba mi padre y uno de mis hermanos que han tenido la generosidad de pegarse un gran madrugón y cargar como mulas con unas maletas enormes. Doce en total, si, doce y no exagero.
Al llegar muchas sensaciones extrañas, me extrañan los taxis blancos con su raya roja y no amarillos; me extrañan las casas, son diferentes, hasta las plantas de las jardineras del aeropuerto son distintas. Mucho calor a pesar de ser muy temprano pero mucha alegría. Al llegar a casa mi madre nos espera con un desayuno espectacular, zumos, un bizcocho casero, café, tostadas..... Charlamos sin parar sobre todo del cambio físico de los niños. Lo mucho que han crecido, a Diego le ha cambiado la voz y está más delgado etc. Hablamos y hablamos sin parar.
Un par de veces me he levantado de la conversación y he empezado a recorrer las habitaciones de casa. Mi habitación y mi cuarto de baño por ejemplo, la radio que enciendo mientras me ducho está en su sitio, el cepillo del pelo..... Suena tonto pero que raro es que después de un año todo siga igual. Según voy dando vueltas por la casa siento extrañeza y un cierto malestar. ¿Por qué?, porque está llena de cosas. Hemos estado tanto tiempo viviendo con lo mínimo, que veo una acumulación de objetos que no puedo resistir, reconozco que hasta me he agobiado un poco. Además están las doce maletas pululando y no sé por dónde empezar.
Decido no empezar y dejarlo para más tarde. Me uno de nuevo a la tertulia y como ya son casi las doce, me bebo dos Mahou como si fueran agua.....qué placer volver a saborear nuestra cerveza. Parece un anuncio pero es así.
Otro rato de charla y me decido a vaciar una maleta pero no puedo. Me pregunto qué narices me llevé a San Francisco porque me he puesto a abrir armarios y están hasta arriba de ropa. Así que primero los tengo que vaciar..........qué delirio, no se que hacer. Finalmente pienso que si no lo he necesitado en el último año, tampoco lo necesito ahora. Meto en bolsas casi todo lo que encuentro y decido regalarlo.
Ya tengo guardada la ropa de Martín y Lucio. Me ha costado dos horas de sudor y cabreo. Creo que voy a hacer lo mismo con todos los armarios y la casa en general. Pero no hoy, estoy demasiado cansada y veo que se me puede ir la mano. Mañana más. Son las siete de la tarde, llevo casi treinta horas seguidas sin dormir y me acuesto.

3 comentarios:

  1. Ya te lo dije cuñaaaaaaaa ¡¡¡¡¡ el sabor del hogar ¡¡¡ el sabor de una Mahou *****¡¡¡.
    Pero cuñaaa, tu vacia tu maleta y la Lucio, que los demas ya son bastante mayorcitos ( algunos hasta demasiado)
    ¡¡¡¡Jooooo que envidia¡¡¡ lo digo por el bizcocho casero de la suegrastra¡¡¡

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